ABSTRACT
En un estudio realizado sobre 30 pacientes con y sin cardiopatías pero con la presencia en todos de dos o más de los factores de riesgo conocidos, fueron sometidos a dos sesiones semanales de ejercicio físico supervisado de una hora de duración durante un tiempo promedio de nueve meses. El estudio detalla los logros obtenidos en distintas variables fisiológicas, hemodinámicas y bioquímicas, tales como frecuencia cardíaca, presión arterial, consumo máximo de oxígeno, peso corporal, colesterol en sus distintas fracciones y se comparó contra un grupo control de similitud etaria, patológica y farmacológica que no realizaba actividades físicas. Se describen los métodos de evaluación, la metodología del trabajo, así como también las variables de intensidad, volumen y tipo de ejercicios. El presente trabajo pretende echar luz sobre los reales efectos de ejercicio físico sobre las variables afectadas y sobre los efectos que el mismo produce en la sensación subjetiva de mejoramiento de la calidad de vida, induciendo a cambio de hábitos alimentarios, tabáquicos, etílicos, sobre el stress, etc. Si bien hay claras evidencias de que el ejercicio físico supervisado contribuye significativamente a la calidad de vida, no está demostrado que prolongue la misma. En este artículo repasamos la experiencia de nuestro grupo y se plantean algunas hipótesis; entre ellas se sugieren que los esfuerzos isométricos, históricamente considerados perjudiciales para pacientes hipertensos y cardíacos, podrían actuar como factor de protección ante la hipertensión reactiva al esfuerzo si se entrena a los pacientes a tal efecto. Por otra parte, se sugiere que el ejercicio podría actuar potenciando el efecto antihipertensivo de algunos medicamentos haciendo necesaria la disminución de las dosis. Finalmente, se plantea la imperiosa necesidad de la instauración de la terapia física como parte esencial del tratamiento y/o prevención de las enfermedades cardiovasculares.