ABSTRACT
Al igual que en otras regiones del mundo, los servicios de salud en Colombia, experimentan en la actualidad una marcada influencia de sistemas de mercado, cuyas concepciones y prácticas se incorporan a la gestión del sector y desplazan antiguas creencias y modelos de desempeño. Algunas de estas innovaciones, implantadas de manera acrítica e irracional, podrían interferir en los procesos de desarrollo social y aumentar la inequidad entre los grupos humanos. En relación con las reformas del sector, el presente artículo asume que la salud pública debe considerarlas con un espíritu a la vez abierto y crítico, en función de las condiciones e intereses de los grupos humanos más desprotegidos y vulnerables. Desde esta perspectiva y con la intención de contribuir al mejoramiento de la gestión en las instituciones estatales, el documento revisa algunos aspectos metodológicos relacionados con el diseño y utilidad del portafolio de una institución prestadora de servicios de salud, en el marco de las disposiciones que regulan el sector de la seguridad social en Colombia. En su calidad de documento introductorio, el texto no pretende agotar el tema del mercadeo de los servicios de salud, sino ofrecer a los agentes del sector una visión panorámica sobre el portafolio como un instrumento de la gestión de los servicios que puede contribuir a la optimización de su eficiencia y calidad. Al considerar los procesos involucrados en la elaboración de un portafolio de servicios, se hace una descripción de los siguiente términos: La definición de portafolio de servicios, la plataforma jurídica de la empresa, la plataforma de gestión, el análisis de la demanda, el análisis de la oferta, las estrategias de mercadeo y los criterios de evaluación y control. Con el propósito de facilitar al lector la aproximación al tema, el texto intercambia tecnicismos con la terminología tradicional del sector (v,g " empresa" por institución", "cliente" por "paciente")
Subject(s)
Health Services Needs and Demand , Marketing of Health ServicesABSTRACT
Se realizó una investigación observacional descriptiva de corte, para establecer el valor de seis indicadores de salud mental entre los médicos especialistas y residentes de anestesiología de Medellín, aplicando para ello una encuesta cerrada y anónima al censo de los 140 profesionales que ejercían en la ciudad al momento de la observación. Las observaciones se realizaron aplicando para ello una encuesta cerrada y anónima de 35 items, que concluyó la prueba de Zung- Versión Hospital Mental de Antioquia para el tamizaje de depresión y la prueba de CAGE- Versión Hospital Mental de Antioquia para alcoholismo. Se procesaron 87 encuestas que equivalen al 62 por ciento de la población censada. El 83.9 por ciento de los encuentados fueron hombres. El 79.1 por ciento de la población observada correspondió a anestesiólogos ya graduados y el resto a residentes en entrenamiento. La mayoría de los médicos encuestados trabaja más de 70 horas semanales; el 16.1 por ciento menos de 50 horas semanales; 26.4 por ciento entre 50 y 70 horas; 32.2 por ciento entre 71 y 90 horas; el 25.3 por ciento restante trabaja más de 90 horas semanales. La mayoría de los sujetos encuestados se encontraban satisfechos con el lugar donde trabajaban, con su profesión y con su situación familiar. Al evaluar el test de depresión de Zung se encontró que solo una persona (1.3 por ciento) calificó con 60 puntos, nivel compatible con depresión de moderada a marcada; el puntaje promedio en esta población fue de 32.81 por ciento (+7.44) incluido en el rango de puntuación compatible con no depresión. El riesgo de alcoholismo con base en la aplicación de la prueba CAGE: 78.8 por ciento obtuvieron un puntaje compatible con ®no Alcoholismo¼; 10.6 por ciento obtuvieron puntaje compatible con ®alto riesgo de alcoholismo¼ y el 10.6 por ciento arrojaron puntajes compatibles con alcoholismo. Estos ídicadores son más altos que los descritos para la población general de Colombia. En función de su prevalencia lápsica, las sustancias psicoactivas de mayor consumo por parte de los anestesiólogos encuestados, por lo menos alguna vez en su vida, fueron los ansiolíticos (36.5 por ciento), los hipnóticos (12.1 por ciento), la marihuana (14.4 por ciento), Las anfetaminas (10.8 por ciento), los anestésicos parenterales (6.2 por ciento), los gases anestésicos (2.4 por ciento), los opiáceos 1.2 por ciento) la pasta de coca (2,4 por ciento) y la cocaína (10.9 por ciento)