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1.
Rev. argent. endocrinol. metab ; 53(3): 106-113, set. 2016. ilus, graf
Article in Spanish | LILACS | ID: biblio-957952

ABSTRACT

Por décadas, el significado clínico de la hormona antimülleriana (HAM) ha estado limitado a su papel crítico en el desarrollo sexual fetal. Sin embargo, en los últimos 20 años esta ha surgido también como marcador de función ovárica. La HAM tiene funciones específicas como regulador del crecimiento folicular, desempeñando su papel como señal de retroalimentación negativa. Jugaría un papel importante tanto en la regulación del número de folículos en crecimiento (inhibiendo el reclutamiento), como en su selección para ser ovulados (inhibiendo a FSH). La HAM es sintetizada como una pre-prohormona. En el citoplasma cada monómero es clivado generando un fragmento N-terminal: 110 KDa (región pro) y otro C-terminal: 25 KDa (región madura o nativa), unidos en forma no covalente por 2 puentes disulfuro. El dominio C-terminal es el bioactivo, uniéndose al receptor, pero necesita del fragmento N-terminal para desencadenar respuesta biológica. En circulación podemos encontrar una mezcla de la forma pro-HAM y del complejo C-terminal/N-terminal, que serían medidos por los ensayos disponibles. Distintos autores han demostrado que la HAM es un marcador precoz de la disminución y agotamiento de la reserva ovárica. Muestra una estrecha correlación con la reserva folicular y la capacidad reproductiva, más que la FSH y el estradiol. La revisión realizada no deja lugar a dudas sobre la utilidad de la HAM en la etapa fértil. Ha mostrado ser una excelente herramienta para caracterizar pobres respondedoras en los procedimientos de fertilización asistida, alertar precozmente en mujeres jóvenes sobre reserva ovárica baja, en relación con su edad cronológica y expresar un número de folículos en crecimiento elevado, como en síndrome de ovario poliquístico, para evitar una hiperestimulación ovárica. El creciente número de pacientes que decidieron retrasar su maternidad y su papel en la fisiología ovárica han posibilitado que la HAM integre hoy la evaluación de mujeres con alteraciones de la fertilidad.


For many years, the clinical significance of the anti-Müllerian hormone (AMH) was limited to its critical role in foetal sexual development. However, in the last 20 years it has also emerged as a marker of ovarian function. AMH has specific functions as a regulator of follicular growth, playing its role as negative feedback signal. It may also play an important role in the regulation of the number of growing follicles (inhibiting the recruitment) as well as in their selection to be ovulated (inhibiting FSH). AMH is synthesised as a pre-pro-hormone. In the cytoplasm each monomer is cleaved, generating one N-terminal fragment: 110 KDa (pro region) and another C-terminal fragment: 25 KDa, non-covalently bound by two disulphide bridges. The C-terminal domain is bioactive, binding to the receptor, but requires the N-terminal fragment to trigger a biological response. A mixture of pro-AMH complex and C-terminal/N-terminal complex can be found in the bloodstream, which can be measured by the assays available. Several authors have shown that AMH is an early marker of the decrease and depletion of ovarian reserve. It shows a close correlation with follicular reserve and reproductive capacity more than FSH and oestradiol. This review leaves no doubt about the usefulness of AMH in the fertile phase. It has proven to be an excellent tool in characterising poor responders in assisted reproduction procedures, as an early alert in young women of a low ovarian reserve in relation to their chronological age, as well as in expressing a number of follicles in high growth, as in polycystic ovary syndrome, to avoid ovarian hyperstimulation. The growing number of patients who have decided to delay motherhood and the role of AMH in ovarian physiology has led it to an integral part of the assessment of women with impaired fertility.

2.
Rev. nefrol. diál. traspl ; 34(1): 8-13, mar 2014. ilus, tab
Article in Spanish | LILACS | ID: lil-749978

ABSTRACT

Introducción: El objetivo del trabajo es comparar ensayos de PTH de 2da y 3ra generación en pacientes con función renal normal y en hemodializados crónicos y sus implicancias en el tratamiento de esta última población. Métodos: Se estudiaron 60 pacientes hemodializados crónicos y 40 con función renal normal a quienes se les midió PTH por ambos ensayos. Resultados: En la población con función renal normal la mediana de PTH fue de 51.8 y de 45.6 pg/ml con el ensayo de 2da y 3ra generación respectivamente. En hemodializados crónicos la mediana de PTH fue de 193.9 y de 137.1 pg/ml con los ensayos de 2da y 3ra generación respectivamente. La diferencia entre los ensayos fue de 11.3% y 29.3% en la población con función renal y hemodializados respectivamente. El ensayo de 3ra generación produjo un corrimiento en la cantidad de pacientes que caen en los distintos rangos de PTH según las guías KDIGO, para un valor menor de 2 veces el límite superior de referencia: cambia de 20 a 25 pacientes, entre 2 y 9 veces: cambia de 31 a 32 pacientes y mayor de 9 veces: cambia de 9 a 3 pacientes. Conclusiones: Al aumentar la concentración de PTH aumentan las diferencias entre ambos ensayos, por lo que no se pueden utilizar indistintamente en una población de hemodializados crónicos.Con los ensayos de 3ra generación 11 pacientes (18.3%) modificaron su clasificación de acuerdo a las guías KDIGO lo que implicaría un cambio en el tratamiento.


Introduction: This work's objective is to compare third and second generation assays in patients with normal kidney function and in chronic hemodialysis patients, and the implications on the latter. Methods: 60 chronic hemodialysis patients and 40 patients with normal kidney function were studied and their PTH levels were measured for both assays. Results: In patients population with normal kidney function the average on PTH was 51.8 and 45.6 pg/ml with second and third generation assays respectively. In chronic hemodialysis patients the average PTH was 193.9 and 137.1 pg/ml with second and third generation assays respectively. The difference between assays was 11.3% and 29.3% in patients with normal kidney function and in hemodialysis patients respectively. Third generation assay caused a variation in the amount of patients that fall over several PTH ranges according to KDIGO guidelines, for a lesser value of 2 times the reference upper limit: it changes from 20 to 25 patients, between 2 and 9 times: it changes from 31 to 32 patients, and more than 9 times: it changes from 9 to 3 patients. Conclusions: When PTH concentration increases the difference between both assays also increases, for this reason we cannot use them indiscriminately in a chronic hemodialysis patient population. With third generation assays 11 patients (18.3%) changed their classification according to KDIGO guidelines, which will result in a change of treatment.


Subject(s)
Humans , Renal Dialysis , Parathyroid Hormone/therapeutic use
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