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Rev. panam. salud pública ; 5(4/5): 316-321, abr.-mayo 1999.
Article in English | LILACS | ID: lil-244241

ABSTRACT

El propósito de este artículo es examinar los factores que pudieran explicar las variaciones de la violencia en el nivel poblacional e introducir conceptos de las ciencias conductuales en el campo de las investigaciones efectuadas por encuesta. La violencia y su prevención son temas que competen cada vez más a los especialistas de la salud pública. Conceptos propios de las ciencias del comportamiento se han aplicado al desarrollo de técnicas para prevenir diversas enfermedades mediante actividades de promoción de la salud, entre las cuales figuran el adiestramiento para la adquisición de destrezas, la persuasión, el uso de incentivos y los cambios ambientales de carácter facilitador. Este enfoque arraigado en la salud pública también puede aplicarse a la violencia. El análisis que parte de la salud pública puede ir más allá de las conductas individuales para enfocar las fuentes sociales y ambientales de la violencia individual y colectiva. Los factores ambientales pueden determinar la magnitud de los conflictos, así como los medios disponibles para resolverlos. Las actitudes, normas y habilidades pueden ejercer influencia en las decisiones individuales y colectivas sobre la manera de responder a situaciones capaces de suscitar violencia, y estos factores sociales y congnoscitivos pueden variar notablemente entre distintas culturas e incluso dentro de una misma. Si se desea llegar a un conocimiento más profundo de la violencia, las metodologías de entrevista propias de las ciencias sociales pueden aplicarse para medir variables cuantitativas, pero es necesario seleccionar estratégicamente los conceptos particulares que se han de evaluar. Estas variables pueden abarcar la aprobación de la sociedad, las actitudes valorativas, las normas e intenciones percibidas en relación con la violencia, las actitudes hacia opciones contrarias a la violencia, las habilidades y la autoeficacia que confieren, las interpretaciones de los conflictos y sucesos desencadenantes, el control de sí mismo y la capacidad para usar métodos no violentos para resolver los conflictos sociales. A fin de crear un enfoque de salud pública aplicable al control de la violencia en las Américas, la Organización Panamericana de la Salud organizó el proyecto ACTIVA, que es un programa multinacional de investigación colaborativa destinado a medir la victimización y los comportamientos agresivos y a identificar actitudes asociadas con los actos de violencia públicos y privados. Estos nuevos conocimientos podrían aplicarse a fin de aminorar la carga de violencia que enfrentarán las generaciones futuras en la Región de las Américas


El propósito de este artículo es examinar los factores que pudieran explicar las variaciones de la violencia en el nivel poblacional e introducir conceptos de las ciencias conductuales en el campo de las investigaciones efectuadas por encuesta. La violencia y su prevención son temas que competen cada vez más a los especialistas de la salud pública. Conceptos propios de las ciencias del comportamiento se han aplicado al desarrollo de técnicas para prevenir diversas enfermedades mediante actividades de promoción de la salud, entre las cuales figuran el adiestramiento para la adquisición de destrezas, la persuasión, el uso de incentivos y los cambios ambientales de carácter facilitador. Este enfoque arraigado en la salud pública también puede aplicarse a la violencia. El análisis que parte de la salud pública puede ir más allá de las conductas individuales para enfocar las fuentes sociales y ambientales de la violencia individual y colectiva. Los factores ambientales pueden determinar la magnitud de los conflictos, así como los medios disponibles para resolverlos. Las actitudes, normas y habilidades pueden ejercer influencia en las decisiones individuales y colectivas sobre la manera de responder a situaciones capaces de suscitar violencia, y estos factores sociales y cognoscitivos pueden variar notablemente entre distintas culturas e incluso dentro de una misma. Si se desea llegar a un conocimiento más profundo de la violencia, las metodologías de entrevista propias de las ciencias sociales pueden aplicarse para medir variables cuantitativas, pero es necesario seleccionar estratégicamente los conceptos particulares que se han de evaluar. Estas variables pueden abarcar la aprobación de la sociedad, las actitudes valorativas, las normas e intenciones percibidas en relación con la violencia, las actitudes hacia opciones contrarias a la violencia, las habilidades y la autoeficacia que confieren, las interpretaciones de los conflictos y sucesos desencadenantes, el control de sí mismo y la capacidad para usar métodos no violentos para resolver los conflictos sociales. A fin de crear un enfoque de salud pública aplicable al control de la violencia en las Américas, la Organización Panamericana de la Salud organizó el proyecto ACTIVA, que es un programa multinacional de investigación colaborativa destinado a medir la victimización y los comportamientos agresivos y a identificar actitudes asociadas con los actos de violencia públicos y privados. Estos nuevos conocimientos podrían aplicarse a fin de aminorar la carga de violencia que enfrentarán las generaciones futuras en la Región de las Américas


Subject(s)
Humans , Male , Female , Adult , Middle Aged , Violence/prevention & control , Behavioral Sciences , Research , Americas
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