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1.
Rev. panam. salud pública ; 18(1): 33-36, jul. 2005.
Article in English | LILACS | ID: lil-418666

ABSTRACT

A lo largo de varios decenios se ha visto que, a raíz de casi todos los desastres naturales, el temor a la propagación de enfermedades ha llevado a las comunidades, autoridades locales y gobiernos a disponer con rapidez de los cadáveres de las víctimas, sin llegar a identificarlas. En mayo de 2004 se publicó en esta revista el primer artículo de revisión que jamás haya examinado en su conjunto todas las pruebas científicas existentes sobre la presunta relación entre la propagación de enfermedades infecciosas y los cadáveres después de desastres naturales, más un comentario editorial sobre los mitos que perduran al respecto. En este trabajo se evalúa la influencia del artículo de revisión y del editorial sobre la manera en que los noticieros han descrito, en el año transcurrido desde su publicación, los riesgos sanitarios asociados con los cadáveres, particularmente a raíz del maremoto en el sudeste asiático en diciembre de 2004. Aunque algunos noticieros han dado información equivocada, en centenares de reportajes se ha explicado, como corresponde, que los cadáveres no plantean peligro alguno para la salud pública y que poder identificar a las víctimas tiene una importancia prioritaria. No obstante, publicar pruebas científicas no suele ser suficiente para que se tomen las medidas adecuadas. Las agencias internacionales tienen que seguir elaborando normas y lineamientos y ofreciendo orientación práctica sobre el manejo de los cadáveres. Además, hace falta un enfoque comunitario para transmitirles a las comunidades información acerca de lo que se debe hacer con los cadáveres después de un desastre y del derecho de las personas a ser tratadas respetuosamente después de morir. Es importante que las organizaciones no gubernamentales aporten sus conocimientos y apoyo técnico para identificar y enterrar a los muertos cuando son numerosos. También es necesario evaluar de manera continua los procesos técnicos implícitos en la recuperación, identificación y eliminación de los cadáveres, así como la eficacia de los planes de respuesta a situaciones de desastre y las comunicaciones con la población afectada.


Subject(s)
Humans , Attitude to Death , Cadaver , Disease Outbreaks , Mass Media , Natural Disasters , Science , Burial , Information Dissemination
2.
Rev. panam. salud pública ; 15(5): 307-312, mayo 2004. tab
Article in English | LILACS | ID: lil-385825

ABSTRACT

OBJETIVO: Realizar una revisión bibliográfica encaminada a determinar los riesgos de infección que plantean los cadáveres después de un desastre natural, particularmente quiénes corren mayor peligro, qué precauciones se deben tomar y cómo se debe disponer de los cadáveres. MÉTODOS: Para que una enfermedad se transmita, es necesario que haya un agente infeccioso, una exposición a dicho agente y un huésped susceptible. Estos son los elementos que se tuvieron en cuenta para calcular el peligro que plantean los cadáveres como fuentes de infección. Se buscaron trabajos sobre el riesgo de infección al que se exponen los trabajadores que velan por la seguridad del público (personal médico de emergencia, bomberos, la policía) y los empleados de casas funerarias, y sobre las pautas observadas para disponer de los cadáveres y prevenir infecciones. También se revisaron unos cuantos trabajos importantes sobre la disposición de los cadáveres y la contaminación de las aguas subterráneas por los cementerios. RESULTADOS: Las víctimas de desastres naturales suelen morir de traumatismos y raras veces tienen infecciones agudas que puedan producir epidemias. Esto significa que los cadáveres plantean un riesgo sumamente pequeño para el público. No obstante, las personas que entran en contacto cercano con los muertos ùel personal militar, el personal de rescate, los trabajadores voluntarios y demásù pueden verse expuestas a fuentes de infecciones crónicas, tales como los virus de las hepatitis B y C, VIH, organismos enteropatógenos y Mycobacterium tuberculosis. Algunas medidas de precaución orientadas a proteger a estas personas son el adiestramiento, el uso de bolsones para los cadáveres y de guantes, las buenas prácticas de higiene y la vacunación contra la hepatitis B y la tuberculosis. Siempre que se pueda, la disposición de los cadáveres debe hacerse de conformidad con las costumbres y prácticas locales. Cuando son muy numerosas las víctimas, el entierro es probablemente el método de disposición más adecuado. Hay muy pocas pruebas de que la contaminación microbiológica del agua subterránea debido al entierro de cadáveres constituya un peligro. CONCLUSIONES: Es natural que muchas personas, en su afán por protegerse contra las enfermedades, piensen que los cadáveres son fuentes de infección. No obstante, se necesita información precisa sobre los peligros que puedan existir para que las autoridades locales responsables puedan garantizar el manejo adecuado...


Subject(s)
Humans , Cadaver , Disease Outbreaks , Infections/epidemiology , Natural Disasters , Infection Control/methods , Mortuary Practice , Practice Guidelines as Topic , Risk Assessment
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