ABSTRACT
La capacitación en alimentación y nutrición parece no ser prioritaria en los programas de formación de postítulo en pediatría, ya que la rotación por unidades de patología nutricional es, cuando mucho, electiva. Este trabajo resume la experiencia docente con respecto a 51 pediatras en formación que rotaron por la unidad de nutrición del Hospital Roberto del Río entre noviembre de 1981 y diciembre de 1987. A todos se aplicó una prueba diagnóstica de 40 preguntas de selección múltiple al iniciar su permanencia en la unidad; los mismos contenidos se evaluaron al final a través de una prueba de ensayo de respuestas cortas en que se midió la capacidad de resolver problemas. Los resultados globales revelan que en la prueba diagnóstica 17% de los residentes contestaron en forma correcta 70% o más de las preguntas, proporción que mejoró a 45% en la prueba final. Sin embargo, al comparar el comportamiento de cada individuo consigo mismo en la prueba diagnóstica y final, se apreció una enorme variación; especialmente preocupante resultó un grupo de 16 residentes (31%) que empeoró su rendimiento en la prueba final. Explicaciones tentativas para esta observación podrían ser: falta de atractivo de la subespecialidad de nutrición en comparación con otras (cuidado intensivo, por ejemplo), bajo rendimiento de los hábitos de estudio, alta exigencia de los instrumentos de evaluación, etc. Cualquiera sea el caso, el desarrollo de técnicas de apoyo nutricional no necesariamente intensivas en una amplia gama de patologías pediátricas, y el elevado número de pacientes menores de 6 años con desnutrición moderada y grave, hacen necesario reforzar este aspecto de la formación pediátrica