ABSTRACT
O compartilhamento precoce das emoções é considerado, por alguns estudiosos do desenvolvimento, como uma característica que define o humano. Tal traço teria sido propiciado, segundo Sarah Hrdy, em Mothers and Others, pelo padrão de cuidado compartilhado das crianças que existiu a partir do Homo ergaster, descrito como tendo vivido há 1.800.000 anos. Nas últimas décadas, esta configuração sofreu transformações radicais nas sociedades ocidentalizadas. Os cuidados parentais agora são pouco compartilhados e intermediados, com frequência, por meios não humanos, como a televisão e computadores. O texto levanta a hipótese de que tais práticas possam estar ligadas, ainda que indiretamente, ao aumento marcante da prevalência dos transtornos autísticos.
Developmental psychologists consider early sharing of emotions as a trait unique to human beings. According to Sarah Hrdy, in Mothers and Others, such characteristic would have evolved from the practice of shared infant care, which can be traced back to Homo ergaster, around 1.8 million years ago. This practice has changed dramatically in the last decades in Westernized societies. Parental care is no longer shared, but rather intermediated by nonhuman means, such as video, television and computers. The author hypothesizes that such practices may be linked to the great increase in prevalence rates of autistic disorders.
El compartir precozmente las emociones es considerado por algunos estudiosos del desarrollo una característica que define lo humano. Este rasgo habría sido favorecido, según Sarah Hrdy, en Mothers and Others, por el padrón de cuidado compartido de los niños que existió a partir del Homo ergaster, que se según se describe, vivió hace 1,8 millones de años. En las últimas décadas, esta configuración ha sufrido transformaciones radicales en las sociedades occidentalizadas. La crianza de los hijos no es más compartida y es intermediada, a menudo, por medios no humanos, tales como la televisión y las computadoras. El texto plantea la hipótesis de que tales prácticas pueden estar vinculadas, tal vez indirectamente, al notable incremento en la prevalencia de los trastornos del espectro autista.