11ß-hydroxysteroid dehydrogenase type-II activity is affected by grapefruit juice and intense muscular work

ABSTRACT Objective The enzymatic activity of 11β-hydroxysteroid dehydrogenase-2 (11β-HSD2) is key to protecting mineral corticoid receptors from cortisol and has been implicated in blood pressure regulation. Grapefruit juice (GFJ) and acidity are thought to inhibit this enzyme in vitro. This study examines the effect of GFJ and intense exercise on 11β-HSD2 enzyme activity in vivo. Subjects and methods Eighteen subjects ingested GFJ or apple juice (CON) on separate days prior to reporting to the laboratory in a randomized order. Saliva (Sal) samples were obtained at baseline, 15 and 45 minutes post-treadmill stress test; Sal cortisone (E) and cortisol (F) levels were determined, and the Sal cortisone:cortisol (E:F) ratio was used as an index of 11β-HSD2 enzyme activity at rest and after intense muscular work. Results GFJ treatment decreased baseline 11β-HSD2 enzyme activity (44%) and Sal-E (28%) compared to CON (both, p < 0.05). Sal-E (r = 0.61, p < 0.05) and Sal-F (r = 0.66, p < 0.05) were correlated with diastolic blood pressure (DBP) in GFJ-treated individuals. Treadmill stress significantly increased Sal-E and Sal-F but did not alter 11β-HSD2 enzyme activity regardless of treatment. When treatments were examined separately, CON 11β-HSD2 enzyme activity decreased by 36% (p < 0.05) from baseline to 15 post-treadmill exercise. Conclusion Our findings suggest that GFJ and intense muscular work decrease 11β-HSD-2 activity independently, and no additive effect was noted. The association between DBP and the levels of Sal-F and Sal-E during the GFJ trial should be interpreted cautiously and warrants further investigation.

Translating exercise biology into the Venezuelan medical education and health care system

En la ausencia de agentes farmacológicos, el ejercicio físico fue ampliamente usado por médicos a finales del siglo 19 para tratar numerosas enfermedades. Durante el siglo 20, en la década de los 50`s, la evidencia epidemiológica ya suger¡a una asociación entre la actividad física y la salud, y comenzaba un incremento en el interés en la biología del ejercicio con aplicación clínica. Ya en la década de los 90`s, suficiente investigación fue acumulada indicando el beneficio del ejercicio, en Norteamérica ya asociaciones de medicina, entes gubernamentales y la Organización Mundial de la Salud publicaron guías sobre ejercicio para poblaciones clínicas y público en general. No obstante de esto, los dirigentes de educación médica han permanecido renuentes a incorporar la biología del ejercicio al pénsum médico curricular, o a implementarlo sistématicamente en la educación médica de postgrado. Este manuscrito revisa la trayectoria de la biología del ejercicio en Venezuela y sus aplicaciones médicas. Científicos y clínicos venezolanos han hecho contribuciones en áreas tales como pruebas de evaluación cardiopulmonar, adaptaciones de músculo esquelético al enfrentamiento físico y en farmacología cardiovascular en ejercicio en pacientes, sujetos sedentarios y atletas. Se sugiere que hay la necesidad de desarrollar programas de educación e investigación en biología del ejercicio con el fín de incorporar estos conocimientos en la formación del estudiante de medicina, médicos residentes y profesionales aleados al sistema de salud. Se propone una serie de pasos tentativos para iniciar este proceso.