RESUMEN
El protocolo de Groningen, diseñado en el contexto de la sociedad neerlandesa, permisiva frente a la eutanasia voluntaria, causa malestar enotras sociedades.Se aducen su predisposición para la eutanasia que facilitaría a los padres evitar el cuidado de un hijo discapacitado; su aplicación inicial encasos de defectos del tubo neural, y la consideración del sufrimiento insoportable del neonato, difícil de demostrar.Nuestro objetivo es analizar críticamente el protocolo y la posibilidad de su aplicación parcial o total en nuestro medio.Analizamos cuatro recién nacidos con condiciones clínicas muy graves que determinaron su fallecimiento.Sus padres participaron de canalesde diálogo sin límites de tiempo con el equipo de Neonatología; atravesaron tres etapas diferentes:la inicial, donde incentivaron el esfuerzo terapéutico; la intermedia donde requerían evaluaciones del sufrimiento de sus hijos, y la última, durantela que sugerían limitar los esfuerzos terapéuticos para proveer a sus hijos de una muerte digna.Después de la muerte, fueron informados sobre las condiciones del protocolo y las particularidadesde nuestro sistema legal. De haber podido, hubieran requerido la cesación del tratamiento, una vez informados sobre la certeza del pronósticofinal. La participación del Comité de Bioética y las segundas opiniones fueron muy valoradas por los padres. En su contexto, este protocolo noaparece como una guía para la eutanasia, sino para fijar condiciones en la toma de decisiones sobre el final de la vida. Subsisten dudas sobre su aplicación práctica en nuestro medio, dada la incertidumbre de evaluar el grado de sufrimiento insoportable y el momento en que un neonato se encuentra sin futuro.