RÉSUMÉ
Resumen Los pacientes con cáncer y COVID-19 tienen más complicaciones que la población general. Comunicamos una cohorte de 74 pacientes con cáncer y COVID-19 internados en una institución on cológica. El 87.8% tenía diagnóstico de tumores sólidos y 12.2% oncohematológicos. Entre los tumores sólidos, el 61.5% presentó enfermedad metastásica. El 78.3% (N = 58) tenía infiltrados pulmonares al diagnóstico de COVID-19. La infección fue intrahospitalaria en 20 pacientes. Habían recibido tratamiento antineoplásico den tro de los 30 días anteriores al diagnóstico 39 pacientes (52.7%); uno se encontraba recibiendo radioterapia. Veinticuatro pacientes (32.4%) se derivaron a terapia intensiva (UTI) y 18 (75%) de ellos requirieron asistencia respiratoria mecánica (ARM). La mortalidad general durante la internación fue 32.4% (N = 24). La mortalidad en UTI fue 62.5% (N = 15). La mortalidad en ARM fue 72.2% (N = 13). La edad, recuento de neutrófilos, índice neutrófilo/linfocito, dímero D, ferritina, tabaquismo y haber adquirido la infección durante la internación resultaron estadísticamente significativos en el análisis univariado para mortalidad. No hallamos diferencias en mortalidad por estadio de enfermedad, en los pacientes con tumores sólidos, ni por haber recibido tratamiento antineoplá sico dentro de los 30 días del diagnóstico de COVID-19. En el análisis multivariado con el modelo de regresión logística, solo la edad y el tabaquismo fueron predictores de mortalidad. Los odds ratios (IC 95) ajustados para la edad ≥65 años y el tabaquismo fueron 8.87 (1.35-58.02) y 8.64 (1.32-56.64), respectivamente. Este trabajo puede resultar de utilidad para instituciones polivalentes que asistan pacientes oncológicos durante la pandemia.
Abstract Cancer patients are exposed to more complications from COVID-19 than non-cancer patients. We report a cohort of 74 cancer patients (87.8% with solid neoplasia and 12.2% with hematological diseases) with COVID-19 infection admitted to a tertiary medical cancer center in Argentina. Pulmonary infiltrates were diagnosed at admission in 78.3% (N = 58) of the cases. COVID-19 infection was hospital-acquired in 20 (27.0%) patients. Thirty-nine patients (52.7%) received anticancer therapy within the 30 days prior to COVID-19 diagnosis; one was on radiation therapy. Twenty-four (32.4%) patients were admitted in the intensive care unit (ICU) and 18 (75.0%) required mechanical ventilation. All cause in-hospital mortality was 32.4% (N = 24) and ICU mortality was 62.5% (N = 15). Mortality under me chanical ventilation was 72.2% (N = 13). In the univariate analysis age, neutrophil count, neutrophil/lymphocyte index, D-dimer, ferritin, smoking, and nosocomial acquired infection were associated with in-hospital mortality. There were no statistically significant differences in mortality related to disease stage for solid tumors, neither cancer treatment within 30 days of COVID-19 diagnosis. Age and smoking were associated with mortality in the multivariate analysis. The adjusted odds ratios (95 CI) for age ≥ 65 years and smoking were 8.87 (1.35-58.02) and 8.64 (1.32 - 56.64), respectively. Our experience can be useful for other institutions that assist cancer patients during the pandemic.