RÉSUMÉ
La enfermedad cerebrovascular (ECV) es la tercera causa de muerte en países industrializados. De todos los tipos de EVC, la hemorragia subaracnoidea (HSA) es responsable de 22 por cien a 29 por cien de la mortalidad. Alrededor de 30 por cien de los pacientes con hemorragia subaracnoidea (HSA) secundaria a ruptura de aneurisma cerebral, desarrollan vasoespasmo arterial y con ello el déficit neurológico asociado aumenta. Esta complicación empeora el pronóstico de los pacientes, puesto que un 25 por cien de ellos mueren y otro 30 por cien a 35 por cien sufren de déficit neurológico permanente. Entonces, el vasoespasmo cerebral es el factor modificable más importante para mejorar la tasa de morbimortalidad en pacientes con hemorragia subaracnoidea secundaria a ruptura de aneurisma. Estos puntos nos obligan a definir esquemas de intervención bien desarrollados y esquematizados, en donde el primer objetivo sea la prevención, permitiendo hacer un diagnóstico ultra temprano y que incluya un esquema de intervención bien definido que pueda ayudar a frenar el curso de la devastadora historia natural de esta complicación.