RÉSUMÉ
Se describe un caso reciente de acrometástasis en partes blandas de mano y se realiza la primera revisión bibliográfica de esta excepcional presentación de las acrometástasis. Se trata de un varón de 74 años, fumador de 20 cigarrillos por día desde los 18 años, que consultó por una lesión exofítica sangrante en cara dorsolateral del índice izquierdo. Se realizó biopsia y extirpación del 2º eje del dedo (rayo). La radiografía fue normal y la anatomía patológica confirmó una metástasis de carcinoma espinocelular diferenciado con indemnidad ósea. En el estudio clínico se descubrió un carcinoma pulmonar que luego se complicó con una fístula esofago-traqueal tratada mediante un stent. Falleció un mes después en su domicilio por una hematemesis, 12 meses posteriores a la primera consulta. La acrometástasis fue la primera manifestación de una neoplasia y se produjo en los tejidos blandos de la mano, una forma muy rara de presentación. Las metástasis en los huesos de las manos y pies son raras. La incidencia en mano es de 0,25-0,60 porciento entre los tumores que dan metástasis óseas. Las acrometástasis en tejidos blandos son aún más raras y se han comunicado muy pocos casos. El comportamiento biológico de las metástasis pulmonares en los huesos y su extrema rareza no han sido dilucidados. En general ocurren durante la diseminación terminal de las neoplasias e indican un mal pronóstico. El tiempo promedio de sobrevida es habitualmente menor de un año. Ocasionalmente pueden ser la forma de presentación de un blastoma. Los tumores más frecuentemente producen estas lesiones son los de pulmón, riñón, mama y colon. Los tumores no carcinomatosos son causa excepcional de estas lesiones. A pesar de su rareza, estas acrometástasis pueden ser importantes por dos motivos: primero, pueden ser la primera manifestación de una neoplasia oculta. segundo, su sintomatología puede ser confundida y se demora el diagnóstico. Pueden simular enfermedades inflamatorias o enfermedades subungueales benignas. La biopsia convencional asegura el diagnóstico. La amputación quirúrgica suele ser el mejor tratamiento paliativo y la radioterapia puede a veces ser efectiva