RÉSUMÉ
Las enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes son desafíos constantes para la salud pública en todo el mundo. Los casos recientes de neumonía de causa desconocida en Wuhan, China, han llevado al descubrimiento de un nuevo tipo de Coronavirus (2019-nCoV), que son virus de Ácido Ribonucleico (RNA) envueltos, de forma común encontrados en humanos, otros mamíferos y aves, capaces de causar enfermedades respiratorias, entéricas, hepáticas y neurológicas 1. La amenaza a la salud de la infección por Coronavirus 2 asociado al SRAS (SARS-CoV-2) y la enfermedad que produce el mismo llamada Enfermedad por Coronavirus (COVID-19) ya está estable- cida con sus tasas de infección y mortalidad de manera considerable más altas si se lo compara con otros virus respiratorios adquiridos en la comunidad 2. En tal sentido es necesario dar una respuesta por parte de la Unidad Técnica de Hematología en relación a esta pandemia con el ánimo de aportar al manejo integral de estos pacientes, homogeneizar criterios clínicos, lidiar de mejor manera con la incertidumbre en el diagnóstico y tratamiento de COVID-19. El SARS CoV-2 y su enfermedad COVID-19, en la mayoría de pacientes tiene una presentación con síntomas leves. Sin embargo, en el 5% de los casos diagnosticados requerirán de una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)3, ya que presentan Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (SDRA), shock séptico, Insuficiencia Multiorgánica y coagulopatía hemorrágica, así como trombótica, incluyendo Coagulación Intravascular Diseminada (CID), alcanzado en las salas de UCI una tasa mortalidad por COVID-19 entre el 22% al 62% en algunas series 4. Adicional, se ha observado que el grupo de pacientes con mala evolución presentan un estado hiperinflamatorio, asemejándose al cuadro clínico descrito de una linfohistiocitosis hemofagocítica secundaria, que en este caso sería desencadenada por SARS CoV-2 5. Un grupo de Hematólogos de diferentes hospitales de la ciudad de Quito: Especialidades Carlos Andrade Marín-Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (HECAM-IESS), Metropolitano; y, hospitales de la ciudad de Guayaquil: Teodoro Maldonado Carbo-IESS, Hospital Luis Vernaza y Clínica Gilbert, basados en la evidencia científica disponible y experticia profesional, elaboraron éste protocolo con las recomendaciones según los diferentes escenarios y complicaciones hematológicas.
Emerging and reemerging infectious diseases are constant challenges to public health worldwide. Recent cases of pneumonia of unknown cause in Wuhan, China have led to the discovery of a new type of Coronavirus (2019-nCoV), which are enveloped ribonucleic acid (RNA) viruses, commonly found in humans, other mammals, and birds, capable of cause respiratory, enteric, liver and neurological diseases 1. The health threat of SARS-associated coronavirus 2 (SARS-CoV-2) and the disease that produces it called COVID-19 has already been established with its considerably higher infection and mortality rates compared to other respiratory viruses acquired in the community 2. In this sense, it is necessary to give a response from the Hematology Technical Unit in relation to this pandemic in order to contribute to the comprehensive management of these patients, homogenize clinical criteria, better deal with uncertainty in the diagnosis and treatment of COVID-19. SARS CoV-2 and its disease COVID-19, in the majority of patients have a presentation with mild symptoms. However, in 5% of diagnosed cases they will require an Intensive Care Unit (ICU) 3, since they present Acute Respiratory Distress Syndrome (ARDS), septic shock, Multiple Organ Failure and hemorrhagic coagulopathy, as well as thrombotic, including Coagulation Disseminated Intravascular (DIC), achieved in the ICU wards a mortality rate for COVID-19 between 22% and 62% in some series 4. Additionally, it has been observed that the group of patients with poor evolution present a hyperinflammatory state, resembling the clinical picture of secondary hemopha- gocytic lymphohistiocytosis, which in this case would be triggered by SARS CoV-2 5. The group of Hematologists from the hospitals of the city of Quito: Specialties Carlos Andrade Marín HECAM-IESS, Metropolitano; and, hospitals in the city of Guayaquil: Teodoro Maldonado Carbo-IESS, Luis Vernaza Hospital and Gilbert Clinic, based on the available scientific evidence and professional expertise, prepared this protocol with the recommendations according to the different hematological scenarios and complications.
Sujet(s)
Humains , Mâle , Femelle , Plasma sanguin , Pneumopathie infectieuse , ARN viral , Infections à coronavirus , Virus du SRAS , Anticoagulants , Coagulation sanguine , Mortalité , Syndrome respiratoire aigu sévère , Pandémies , Betacoronavirus , MammifèresRÉSUMÉ
El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara que el brote de Enfermedad por Coronavirus (COVID-19) constituye una Emergencia Sanitaria de Salud de Preocupación Internacional/Public Health Emergencies of International Concern (PHEIC). El 11 de marzo de 2020, la OMS declara la pandemia1,2. El COVID-19 es una enfermedad respiratoria aguda causada por un coronavirus zoonótico de reciente aparición1. Los coronavirus son una familia de virus que se descubrió en la década de los 60 pero cuyo origen es todavía desconocido. Pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos se sabe que varios coronavirus (229E, OC43, NL63 y HUK 1) son responsables del resfriado común y en raras ocasiones se pueden producir infecciones graves de las vías respiratorias inferiores. Dos de los coronavirus causan infecciones en los seres humanos muchos más graves e incluso a veces mortales; estos son: el Coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), y el Coronavirus tipo 2 asociado al SARS (SARS-CoV), que produce el síndrome respiratorio agudo grave3,4. La pandemia debida al virus SARS-CoV-2 requiere de medidas sanitarias urgentes encaminadas a reducir el riesgo de transmisión de la infección3,4. Al momento, no existe tratamiento eficaz para abordar la enfermedad por SARS-CoV-2 (COVID-19). La OMS emitió un informe que los primeros resultados con el uso de Plasma de Convaleciente (CP) puede ser una modalidad de tratamiento potencialmente útil para el COVID-193-5.En este sentido, se señaló la oportunidad de que los Sistemas Transfusionales de cada país realicen una evaluación de riesgos para calibrar su capacidad de extraer, preparar y almacenar este tipo de donaciones. Esto incluye recursos humanos y suministros críticos adecuados, así como un control exhaustivo de procedimientos e infraestructuras. En este marco, se sugiere el inicio de contactos con los servicios hospitalarios para que colaboren en la selección de pacientes, que habiendo superado la enfermedad del COVID-19, pudieran ser candidatos para donación de plasma sin mermar en sus derechos1. La decisión de desarrollar esta opción requiere una revisión rápida, pero exhaustiva, del agente etiológico o agentes relacionados y la respuesta inmune a ellos para evaluar los posibles beneficios y riesgos de la inmunización pasiva. Los principios generales establecidos en los documentos de posición de la Red de Reguladores de Sangre (BRN) de la OMS sobre el uso de plasma convaleciente, como elemento de respuesta a brotes anteriores de virus emergentes (2017) y como respuesta al Coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (2014) siguen siendo aplicables también a esta pandemia de SARS-CoV-26,7. La falta de evidencia clínica concluyente del uso del plasma convaleciente en infección por SARS-CoV-2 no debería ser razón para abandonar el uso del plasma convaleciente. Los ensayos clínicos aleatorios están en curso y los resultados no estarán disponibles durante meses en tanto no hay justificación basada en la evidencia disponible y la ética profesional para negar categóricamente el uso del plasma convaleciente en los hospitales que no participan en un ensayo clínico aleatorio. El siguiente protocolo ha tomado algunas de las recomendaciones del Comité Científico para la Seguridad Transfusional del Ministerio de Sanidad de España Versión 1.0 26 marzo de 20201. Y ha sido modificado para tratar de adaptarlo a la realidad de nuestra institución.
On January 30, 2020, the World Health Organization (WHO) declared that the COVID-19 outbreak constitutes a public health emergency of international concern (PHEIC). On March 11, 2020, the WHO declared the pandemic1,2. COVID-19 is an acute respiratory disease caused by a newly emerging zoonotic coronavirus1. Coronaviruses are a family of viruses that was discovered in the 1960s but whose origin is still unknown. They can cause disease in both animals and humans. In humans, several coronaviruses (229E, OC43, NL63, and HUK 1) are known to be responsible for the common cold, and serious infections of the lower respiratory tract can rarely occur. Two of the coronaviruses cause much more serious and even sometimes fatal infections in humans; These are: MERS-CoV, as the cause of respiratory syndrome in the Middle East, and SARS-CoV, which produces severe acute respiratory syndrome3,4. The pandemic due to the SARS-CoV-2 virus requires urgent sanitary measures aimed at reducing the risk of transmission of the infection3,4. Currently, there is no effective treatment to address SARS-CoV-2 disease (COVID-19). The WHO issued a report that early results with the use of convalescent plasma (PC) may be a potentially useful treatment modality for COVID-193-5. In this sense, the opportunity for the Transfusion Systems of each country to carry out a risk assessment to gauge their ability to extract, prepare and store this type of donation. This includes adequate critical human resources and supplies, as well as a comprehensive control of procedures and infrastructure. In this framework, it is suggested that contacts with hospital services be initiated so that they collaborate in the selection of patients who, having overcome the COVID-19 disease, may be candidates for plasma donation without diminishing their rights1. The decision to develop this option requires a rapid, but comprehensive, review of the etiologic agent or related agents and the immune response to them to assess the possible benefits and risks of passive immunization. The general principles established in the position papers of the WHO Blood Regulators Network (BRN) on the use of convalescent plasma, as an element of response to previous outbreaks of emerging viruses (2017) and as a response to the syndrome coronavirus respiratory problems of the Middle East (2014) are still applicable to this SARS-CoV-2 pandemic6,7. The lack of conclusive clinical evidence of the use of convalescent plasma in SARS-CoV-2 infection should not be a reason to abandon the use of convalescent plasma. Randomized clinical trials are ongoing and results will not be available for months as there is no justification based on available evidence and professional ethics to categorically deny the use of convalescent plasma in hospitals that do not participate in a randomized clinical trial. The following protocol has taken some of the recommendations of the Scientific Committee for Transfusion Safety of the Spanish Ministry of Health Version 1.0 - March 26, 20201. And it has been modified to try to adapt it to the reality of our institution.