RÉSUMÉ
RESUMEN Introducción: El 94% de los pacientes con accidente cerebro vascular (ACV) tienen disfagia. Nuestro objetivo fue observar el abordaje interdisciplinario en el tratamiento del manejo de la saliva. Presentación del caso: Paciente masculino de 69 años con diagnóstico de ACV isquémico. Traqueostomizado, con 24 días de asistencia ventilatoria mecánica invasiva. La fibrobroncoscopía de ingreso había informado un grado 3 en la escala de Langmore. Al colocársele la válvula fonatoria (VF) persistía con voz húmeda que no modificaba con la tos, teniendo reiteradas pruebas de tinción de azul (PTA) positivas. Se implementó Bromuro de Propantelina, estimulación con aire por puerto subglótico (PS) y colocación de toxina botulínica (TB). Se evaluó severidad y frecuencia de la sialorrea (SE), y cantidad de saliva por turno. Se utilizó un dispositivo de flujo continuo (FC) para su tratamiento. Posteriormente, se observó contracción en pilares anteriores y pared posterior de la faringe. La nueva PTA dio resultado negativo en sedestación y positivo en decúbito supino. Durante un mes se fue progresando la colocación de la VF hasta permanecer todo el día. Conclusión: El trabajo interdisciplinario junto a la aplicación de TB y FC, podría ser beneficioso en pacientes con ACV con alteración de la deglución y sialorrea.
ABSTRACT Introduction: Ninety four percent of stroke patients have dysphagia. The aim of our study was to describe the interdisciplinary approach to the treatment of saliva swallowing. Case presentation: A 69-year-old male patient was admitted with ischemic stroke, a tracheostomy, and 24 days on invasive mechanical ventilation. Fiberoptic bronchoscopy at admission showed a score of 3 on the Langmore scale. When a speaking valve (SV) was placed, the patient remained with a wet voice that did not change by coughing, and blue dye tests (BDT) showed repeated positive results. Propantheline bromide and botulinum toxin (BT) were administered, and air insufflation via the subglottic port (SP) was applied. The severity and frequency of sialorrhea and saliva volume per shift were evaluated. A continuous-flow (CF) device was used for treatment. Contraction was then observed in the anterior pillars and posterior wall of the pharynx. A subsequent BDT showed a negative result in sitting position and a positive result in supine position. The patient tolerated the SV for longer periods, and within a month, he was able to tolerate it for 24 hours a day. Conclusion: An interdisciplinary approach with the application of BT and CF could be beneficial in stroke patients with swallowing disorders and sialorrhea.