RESUMO
La sepsis y sus complicaciones, el shock séptico y el síndrome de disfunción orgánica múltiple (MODS - multiple organ dysfunction syndrome) mantienen desde hace años el triste privilegio de ser las primeras causas de muerte en las salas de terapia intensiva y postquirúrgica; el aumento de su incidencia está en relación con el desarrollo de procedimientos más invasivos, los tratamientos inmunosupresores, la quimioterapia, la mayor edad de los enfermos, los síndromes de inmunodeficiencia y las floras hospitalarias multirresistentes. Se estima en 400.000 el número de pacientes afectados anualmente en los Estados Unidos y, a pesar de sofisticados y extremadamente caros procedimientos de sostén vital y de los antibióticos, la mortalidad no ha disminuido en los últimos años. Probablemente, esta detención en el progreso terapéutico, se deba a la extrema complejidad de los mecanismos patogénicos en juego y a lo incompleto de su conocimiento y comprensión. El problema de las infecciones graves y de la sepsis (del griego putrefacción), es antiguo y acompaña al hombre desde sus orígenes remotos, como ejemplo de lo cual, basta recordar la peste, la fiebre tifoidea, la gangrena, la peritonitis y las infecciones puerperales. En realidad se trata de un enfrentamiento ancestral entre bacterias y organismos superiores, en el que, desafortunadamente, a menudo triunfan las primeras