RESUMO
En ratas infantiles (9 días de edad), pretratadas con una sola dosis de morfina, es posible inducir, mediante la administración de naloxona o nalorfina, un intenso movimiento rotatorio de la cabeza (cabeceo). Este cabeceo se observa también en ratas pretratadas con fentanil, después de la administración de nalorfina. En ambos casos el tiempo de cabeceo guarda relación directa con las dosis de morfina o fentanil usadas para inducir la dependencia. El cabeceo así inducido puede ser suprimido con una segunda dosis del opiáceo y desencadenado nuevamente por administración del antagonista. Al comparar las dosis efectivas de nalorfina, en animales pretratados con diferentes concentraciones de morfina, en el rango comprendido entre 1 y 10 mg/kg de peso corporal (morfina preinyectada por vía intraperitoneal 3 horas antes), se demostró que las dosis efectivas ED16 y ED50 del antagonista son significativamente menores en el grupo que recibió la dosis más alta de morfina. El naloxone fue 2.3, 8.6, 51.6 veces más potente que la nalorfina, de acuerdo a sus EDs84, EDs50 y EDs16, respectivamente. Como inductor de dependencia, el fentanil fue 3 veces más potente que la morfina, y 35 veces más activo que ésta en su capacidad bloqueadora del cabeceo. Se discute la posibilidad de que la morfina y el fentanil comparten, además de sus propiedades como agonistas opiáceos, acciones sobre las sinapsis colinérgicas, en el sentido de inhibir la liberación de acetilcolina así como su degradación por la acetilcolinesterasa. Los antagonistas opiáceos, al desinhibir la liberación de acetilcolina y no actuar sobre la acetilcolinesterasa, bloqueada por el opiáceo, desencadenarían el cabeceo rotatorio, que en su génesis posee un importante componente colinérgico. En base a todos estos antecedentes se sugiere que el cabeceo en la rata infantil pretratada con morfina, constituye una prueba sensible y confiable para estudiar la dependencia a los opiáceos