RESUMO
El 10 de agosto de 1982 un hombre de 35 años, de origen latino fue pateado en el ojo y la ceja izquierda y sufrió un hifema completo, una herida penetrante a la esclera, y la encarceración del iris. La agudeza visual se deterioró al punto de no percepción de luz en las primeras 24 horas del golpe. Se sugirió la enucleación, pero el paciente prefirió mantener el ojo injuriado por razones cosméticas. Aproximadamente 36 días después del accidente, el 15 de setiembre de 1982, regresó quejándose de visión borrosa y luces intermitentes en el ojo sano. El examen reveló una reacción en la cámara anterior con pequeña cantidad de células y brilho, y marcado edema discal con múltiples pliegues coroideos. La angiofluoresceinografía mostró desprendimiento del epitelio pigmentado de la retina. El ojo traumatizado fue enucleado dentro de la primera semana de la aparición de los síntomas en el ojo sano, e las secciones histopatológicas confirmaron el diagnóstico de oftalmia simpática. Este caso soporta los hallazgos de otros, que la enucleación temprana del ojo excitante puede alterar favorablemente el curso de la oftalmía simpática