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1.
Ginecol. obstet. Méx ; 91(8): 631-636, ene. 2023. graf
Artigo em Espanhol | LILACS-Express | LILACS | ID: biblio-1520952

RESUMO

Resumen ANTECEDENTES: Las malformaciones arteriovenosas uterinas constituyen una causa infrecuente de hemorragia puerperal, en la bibliografía solo se encontraron 150 casos. Su conocimiento es importante porque son potencialmente mortales y porque se ha registrado un aumento en los últimos años. Suelen estar relacionadas con intervenciones en el útero: legrados, cesáreas o miomectomías o asociadas con neoplasias (enfermedad trofoblástica gestacional o adenocarcinoma endometrial), aunque otras son congénitas. CASO CLÍNICO: Paciente de 32 años, con una conización cervical y ablación de un mioma uterino mediante radiofrecuencia como únicos antecedentes de interés. A los 15 días posteriores a un parto eutócico, que fue el primero en su historial, tuvo un episodio de abundante metrorragia. En el puerperio inmediato tuvo una hemorragia abundante que requirió la transfusión de dos concentrados de hematíes. En la ecografía transvaginal el útero se observó de 22 x 44 mm, que podría corresponder a un cotiledón retenido. Ante la persistencia del sangrado se colocó un taponamiento intracavitario con una sonda de Foley con lo que se consiguió el cese del sangrado. Luego de descartar la embolización de las arterias uterinas debido al gran tamaño de la malformación arteriovenosa, se procedió a la histerectomía total simple por vía laparotómica. CONCLUSIÓN: Las malformaciones arteriovenosas uterinas, aunque son una causa infrecuente de hemorragia puerperal, deben ser sospechadas en virtud de ser potencialmente mortales.


Abstract BACKGROUND: Uterine arteriovenous malformations are a rare cause of puerperal hemorrhage, with only 150 cases reported in the literature. Their knowledge is important because they are life-threatening and because there has been an increase in recent years. They are usually related to interventions in the uterus: curettage, caesarean section or myomectomy or associated with neoplasms (gestational trophoblastic disease or endometrial adenocarcinoma), although others are congenital. CLINICAL CASE: A 32-year-old patient with a cervical conization and ablation of a uterine myoma by radiofrequency as the only history of interest. Fifteen days after a euthecological delivery, which was the first in her history, she had an episode of abundant metrorrhagia. In the immediate postpartum period, she had a heavy hemorrhage that required the transfusion of two red blood cell concentrates. Transvaginal ultrasound showed a uterus measuring 22 x 44 mm, which could correspond to a retained cotyledon. In view of the persistent bleeding, intracavitary tamponade was placed with a Foley catheter, which led to cessation of bleeding. After ruling out embolization of the uterine arteries due to the large size of the arteriovenous malformation, a simple total hysterectomy by laparotomy was performed. CONCLUSION: Uterine arteriovenous malformations, although an infrequent cause of puerperal hemorrhage, should be suspected because they are potentially fatal.

2.
Ginecol. obstet. Méx ; 88(3): 181-186, ene. 2020. graf
Artigo em Espanhol | LILACS-Express | LILACS | ID: biblio-1346173

RESUMO

Resumen ANTECEDENTES: Las fístulas genitourinarias obstétricas se forman como consecuencia de una complicación de la embolización de las arterias uterinas debida a necrosis del útero o de la vejiga. El tratamiento quirúrgico vaginal es una opción menos invasiva, con tasas de éxito que alcanzan 84.12%. CASO CLÍNICO: Paciente de 40 años, con 35.7 semanas de embarazo y acretismo placentario, tratado con embolización de las arterias uterinas e histerectomía obstétrica posterior a la cesárea. A las 3 semanas tuvo pérdida vaginal de orina. En la exploración física, y con apoyo de la prueba de colorantes, cistoscopia y cistografía retrógrada se diagnosticó fístula vesicovaginal obstétrica. Posterior a la disminución del proceso inflamatorio se efectuó la fistulectomía vaginal, con modificación de la técnica de Latzko. La evolución posoperatoria fue satisfactoria, sin recurrencia de la fístula durante el seguimiento en la consulta externa. CONCLUSIÓN: Éste, es el quinto caso de fístula por necrosis vesical postembolización reportado en la bibliografía. La favorable atención del caso permitió concluir que la fistulectomía vaginal es una alternativa viable y segura de tratamiento quirúrgico de este tipo de fístulas obstétricas.


Abstract BACKGROUND: Obstetric genitourinary fistulas can cause as a complication of uterine artery embolization due to necrosis of the uterus and/or bladder. Vaginal surgical treatment is a less invasive option with success rates of up to 84.12%. CLINICAL CASE: A 40-year-old woman who came with a pregnancy of 35 5/7 weeks and placenta accreta, which was managed with uterine arteries embolization and obstetric hysterectomy after caesarean section. At 3 weeks she had vaginal urine loss; by physical examination and with support of dye test, cystoscopy and retrograde cystography, obstetric vesicovaginal fistula was diagnosed. After the improvement of the inflammatory process, vaginal fistulectomy was performed with modification of the Latzko technique. Its postoperative evolution was satisfactory and without recurrence of the fistula during the follow-up in the outpatient clinic. CONCLUSION: This is the fifth case of post-embolization bladder necrosis reported in the literature. The favorable resolution of this case allows us to conclude that vaginal fistulectomy is a viable and safe alternative in the surgical treatment of this type of obstetric fistulas.

3.
Ginecol. obstet. Méx ; 88(5): 334-341, ene. 2020. graf
Artigo em Espanhol | LILACS-Express | LILACS | ID: biblio-1346196

RESUMO

Resumen: ANTECEDENTES: La incidencia de percretismo varía de 5-7% y de ésta, 78% corresponde a complicaciones relacionadas con la cirugía. Hasta la fecha existen pocos casos reportados de dehiscencia de cistorrafia posterior a la embolización de arterias uterinas. CASOS CLÍNICOS: Caso 1. Paciente de 34 años, con embarazo de 36 semanas y diagnóstico de acretismo placentario. El tratamiento consistió en embolización de arterias uterinas e histerectomía subtotal, con lesión vesical reparada sin complicaciones. Dos semanas después del alta hospitalaria acudió a consulta por pérdida de orina y fiebre (pielonefritis aguda); se estableció el diagnóstico de dehiscencia de cistorrafia por tomografía y cistografía retrógrada. Se realizó cateterización ureteral bilateral, laparotomía exploradora con traquelectomía, resección de los bordes necróticos vesicales y cistorrafia. Caso 2. Paciente de 30 años, con embarazo de 37 semanas y acretismo placentario; se aplicó tratamiento similar al caso 1, del que devino una lesión vesical reparada sin complicaciones. Durante la hospitalización permaneció en vigilancia por hemorragia obstétrica e infección urinaria con mala evolución; dos semanas después tuvo pérdida de orina, por lo que se efectuaron: cistoscopia, tomografía y cistografía retrógrada. Se estableció el diagnóstico de dehiscencia de cistorrafia. Durante la cirugía se localizó el defecto por cistoscopia e histeroscopia, se cateterizaron los uréteres de ambos lados; posteriormente, mediante acceso laparoscópico, se resecaron los bordes vesicales necróticos y se complementó con cistorrafia. Ambas pacientes evolucionaron sin complicaciones. CONCLUSIÓN: La dehiscencia de cistorrafia en pacientes con embolización de arterias uterinas es una complicación excepcional. La sospecha diagnóstica y el tratamiento oportunos, con resección de los bordes necróticos y cistorrafia, se asocian con mayor tasa de éxito.


Abstract: BACKGROUND: The incidence of percretism is 5-7% with 78% of complications associated with surgical management. There are few reported cases of cystorraphy dehiscence after uterine arteries embolization. CLINICAL CASES: Case 1. A 34 years old patient with a pregnancy of 36 5/7 weeks and acretism; she was treated with uterine artery embolization plus subtotal hysterectomy with bladder injury repaired without complications. She was discharged, and in 2 weeks she consulted for vaginal urine loss and fever (acute pyelonephritis); cystorraphy dehiscence was diagnosed with support of tomography and retrograde cystography. Bilateral ureteral catheterization, laparotomy with trachelectomy plus resection of bladder necrotic edges and cystorraphy were performed. Case 2. A 30 years old patient with a pregnancy of 37 5/7 weeks and acretism; equal treatment of acretism was given with bladder injury repaired without complications. She was hospitalized in surveillance for obstetric haemorrhage and urinary infection with torpid evolution; she referred vaginal urine loss at 2 weeks, so cystoscopy, tomography and retrograde cystography were performed which diagnosed cystorraphy dehiscence. In surgery the bladder defect was located by cystoscopy and hysteroscopy and bilateral ureters were catheterized; subsequently, by laparoscopic approach necrotic bladder edges were resected and cystorraphy was performed. Both patients without complications and with successful postoperative evolution. CONCLUSION: Cystorraphy dehiscence in embolized patients is extremely rare; however, it should be considered as a possible complication. Diagnostic suspicion and timely management with resection of necrosis and new cystorraphy, achieve greater success.

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