RESUMO
Se administró una versión traducida de Test de actitudes alimentarias (EAT-40) y del inventario de trastornos alimentarios (EDI) a 113 mujeres: 101 eran estudiantes adolescentes en las cuales los cambios psicobiológicos eran relevantes o mujeres jóvenes las cuales desarrollaban algunas actividades relacionadas con preocupación en torno a la delgadez y la imagen corporal. Esta muestra riesgosa fue comparada con 12 sujetos control que satisfacieron el criterio diagnóstico de anorexia nerviosa y bulimia según el DSM-III. Un 15% de la población riesgosa obtuvo puntajes en el rango patológico, sugiriendo el desarrollo de una forma subclínica de trastornos del hábito del comer, siendo denominado grupo subclínico. Se efectuó una comparación entre los grupos. También se estableció la validación de ambos test y finalmente el EAT-26 surgió como un istrumento confiable, válido y económico como aproximación preliminar para detectar síndromes siempre alimentarios como ha sido señalado en la literatura extranjera