se trata de un estudio transversal con 1828 adultos de entre 18 y 83 años, de ambos sexos, realizado a través de un cuestionario en línea; se recolectaron y analizaron datos sociodemográficos, alimentarios, sanitarios y de estilo de vida, en función de si se guardó o no el distanciamiento social.
Resultados:
los resultados mostraron disminución del desayuno (12,5 %) y aumento del consumo de meriendas (24,5 % matutina y 12,5 % vespertina) y picoteos entre comidas (20,4 %), así como de la ingesta de verduras y leguminosas entre quienes estaban en distanciamiento social y de pescado y comida rápida entre los que no lo estaban; la mayoría de participantes reportó ganancia de peso a lo largo de este periodo. Las personas en confinamiento dormían más y su principal causa de ansiedad fueron las estadísticas de la enfermedad.
Conclusiones:
los hallazgos sugieren la necesidad de implementar estrategias de promoción de la salud acordes a circunstancias como la actual.