La
angina de pecho es la forma más común de manifestarse la
cardiopatía isquémica. El
paciente que presenta
dolor anginoso es afortunado porque dentro del amplio abanico de manifestaciones de la
cardiopatía isquémica, cualquiera de las otras como
infarto de miocardio,
muerte súbita,
insuficiencia cardíaca y arritmias ventriculares, son más graves y porque, además, la presencia del
dolor torácico permite poner en
marcha todo el sistema diagnósticoterapéutico que redundará finalmente en una reducción del
infarto de miocardio y la
muerte. El
tratamiento de la
angina de pecho, tanto en su forma crónica y estable como en la forma aguda e inestable, tiene como
objetivos inmediatos controlar el
síntoma y prevenir la
muerte y el
infarto agudo, y como
objetivos a medio y largo plazo el control de la
enfermedad aterosclerótica coronaria. El plan terapéutico siempre deberá diseñarse según el perfil de
riesgo de cada
paciente.La
angina inestable frecuentemente se estabiliza con
tratamiento médico, pero puede presentar inicialmente predictores de mal
pronóstico o en la fase pre-
alta hospitalaria una prueba de
isquemia moderada o severamente positiva, que determinarán una
actitud agresiva con
angiografía coronaria y eventualmente revascularización. En la angina crónica, el
tratamiento médico, que se dirige a controlar
síntomas pero también a prevenir
infarto y
muerte, debe también configurarse atendiendo a tres variables de significación pronóstica, grado de
isquemia,
estado de la
función ventricular y extensión angiográfica de la
enfermedad coronaria. Según el perfil
pronóstico de cada
paciente se decidirá el tipo de
tratamiento definitivo. Los
casos con mayor
riesgo se beneficiarán de un
tratamiento revascularizador y la
técnica a proponer se establecerá en función de la
localización y extensión de las
lesiones anatómicas, la severidad de la i quemia y el grado de
disfunción ventricular. (AU)