ABSTRACT
Médicos y demógrafos del pasado subestimaron a la esterilización permanente de mujeres como método anticonceptivo al considerar un procedimiento demasiado radical, y poco práctico y difícilmente aceptable para comunidades en las cuales ciertas concepciones religiosas y un ideario machista tuvieran peso significativo. Sin embargo a mediados de la década del 70 el panorama se modificó de tal forma que esos estudios se vieron en la obligación de revisar sus preconceptos, ya que ese método anticonceptivos menor ganó popularidad convirtiéndose en el principal medio de control natal del planeta, y comenzó a implementarse, además, a solicitud de las beneficiarias. El fenómeno ha alcanzado ya una considerable en el cono sur, especialmente entre las desencantadas usuarias de anticonceptivos modernos. Este tránsito de la de la anticoncepción temporaria a la permanente está acompañado por distintos factores que determinan esa elección. Al consolidarse algunas tendencias contemporáneas tales como las uniones maritales a edades tempranas y el deseo de hijos colmado con rapidez, crecerá también la necesidad de proporcionarles a las parejas una segura protección anticonceptiva por un lapso prolongado de tiempo. La ponderación de la demanda no satisfecha, por tanto, se convertirá en breve en un problema fundamental de derecho a la atención de la salud, de asignación de recursos escasos y, en definitiva, de justicia distributiva
