ABSTRACT
OBJETIVO: Presentar un caso de infarto renal asociado a valvulopatia Aórtica y Tricuspídea, y por tanto en tratamiento con anticoagulantes, resaltando la dificultad diagnóstica a la hora de pensar en un problema embólico. MÉTODO: Mediante la presentación de un caso clínico de una patologia con escasa presentación y alta dificultad diagnóstica, realizamos un breve análisis de las etiologias mas frecuentes, las formas de presentación, los medios diagnósticos y la evolución de las actitudes terapeúticas. RESULTADOS: El infarto renal, como causa de dolor abdominal, debe sospecharse ante un dolor de inicio brusco y resistente al tratamiento analgésico, sobre todo en pacientes con antecedentes de patología embolígena, intervenciones quirúrgicas recientes o traumatismos.Asimismo es frecuente la elevación de GOT, GPT, LDH , Fosfatasa Alcalina y la aparición de micro o macrohematuria y proteinuria. Para confirmar el diagnóstico se utilizan la Arteriografia o el Renograma isotópico, aunque al no disponer de estas pruebas son utiles la Urografia intravenosa o el TAC. CONCLUSIONES: La aplicación de un tratamiento lo mas precoz posible es decisivo a la hora de lograr la recuperación del parénquima renal afectado. El tratamiento ha sufrido una importante evolución en los últimos años, pasando la cirugia a un segundo plano ante los buenos resultados obtenidos con la infusión intraarterial de fibrinolíticos (AU)
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