ABSTRACT
Wildlife conservation and management (WCM) practices have been historically drawn from a wide variety of academic fields, yet practitioners have been slow to engage with emerging conversations about animals as complex beings, whose individuality and sociality influence their relationships with humans. We propose an explicit acknowledgement of wild, nonhuman animals as active participants in WCM. We examined 190 studies of WCM interventions and outcomes to highlight 3 common assumptions that underpin many present approaches to WCM: animal behaviors are rigid and homogeneous; wildlife exhibit idealized wild behavior and prefer pristine habitats; and human-wildlife relationships are of marginal or secondary importance relative to nonhuman interactions. We found that these management interventions insufficiently considered animal learning, decision-making, individuality, sociality, and relationships with humans and led to unanticipated detrimental outcomes. To address these shortcomings, we synthesized theoretical advances in animal behavioral sciences, animal geographies, and animal legal theory that may help conservation professionals reconceptualize animals and their relationships with humans. Based on advances in these fields, we constructed the concept of animal agency, which we define as the ability of animals to actively influence conservation and management outcomes through their adaptive, context-specific, and complex behaviors that are predicated on their sentience, individuality, lived experiences, cognition, sociality, and cultures in ways that shape and reshape shared human-wildlife cultures, spaces, and histories. Conservation practices, such as compassionate conservation, convivial conservation, and ecological justice, incorporate facets of animal agency. Animal agency can be incorporated in conservation problem-solving by assessing the ways in which agency contributes to species' survival and by encouraging more adaptive and collaborative decision-making among human and nonhuman stakeholders.
RESUMEN: Aunque las prácticas de gestión y conservación de fauna (GCF) han partido históricamente de una gama amplia de áreas académicas, los practicantes se han visto lentos para participar en las conversaciones emergentes sobre los animales como seres complejos, cuya individualidad y sociabilidad influyen sobre sus relaciones con los humanos. Proponemos un reconocimiento explícito de los animales no humanos silvestres como participantes activos en la GCF. Para esto, examinamos 190 estudios sobre las intervenciones y los resultados de GCF para resaltar tres supuestos comunes que respaldan a muchas estrategias actuales de GCF: el comportamiento animal es rígido y homogéneo, la fauna exhibe un comportamiento silvestre idealizado y prefiere hábitats prístinos, y las relaciones humano-fauna son de importancia marginal o secundaria en relación con las interacciones no humanas. Descubrimos que estas intervenciones de gestión no consideran lo suficientemente el aprendizaje, toma de decisiones, individualidad, sociabilidad y relaciones con los humanos de los animales, por lo que llevan a resultados imprevistos y perjudiciales. Para lidiar con estas limitaciones, sintetizamos los avances teóricos que han tenido las ciencias dedicadas al comportamiento animal, la geografía animal y la teoría legal animal que pueden ayudar a los profesionales de la conservación a reformular el concepto de animal y sus relaciones con los humanos. Con base en los avances en estas áreas construimos el concepto de agencia animal, el cual definimos como la habilidad que tienen los animales para influir activamente sobre la conservación y los resultados de manejo por medio de su comportamiento adaptativo, complejo y específico al contexto, los cuales están basados en su sensibilidad, individualidad, experiencias vividas, conocimiento, sociabilidad y culturas, de manera que construyen y reconstruyen las culturas, espacios e historias humano-fauna. Las prácticas de conservación, como la conservación compasiva, la conservación acogedora y la justicia ecológica, incorporan facetas de la agencia animal. La agencia animal puede incorporarse en la solución de los problemas de conservación al evaluar las formas en las que la agencia contribuye a la supervivencia de la especie y al alentar una toma de decisiones más adaptativa y colaborativa entre los actores humanos y los no humanos.
