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1.
Clin Microbiol Infect ; 20(12): 1308-15, 2014 Dec.
Article in English | MEDLINE | ID: mdl-24975209

ABSTRACT

A prospective, cohort, clinical, observational study was performed in 14 Intensive Care Units (ICUs) to evaluate the contemporary epidemiology, morbi-mortality and determinants of outcome of the population with an infection on admission. All 3766 patients admitted during a consecutive 12-month period were screened. Their median age was 63 [26-83], 61.1% were male and 69.8% had significant comorbidities. On admission to the ICU 1652 patients (43.9%) had an infection, which was community acquired in 68.2% (one-fifth with healthcare-associated criteria) and ward-acquired in the others. Roughly half presented to the ICU with septic shock. As much as 488 patients with community-acquired infections were deemed stable enough to be first admitted to the ward, but had similar mortality to unstable patients directly admitted to the ICU (35.9% vs. 35.1%, p 0.78). Only 48.3% of this infected population had microbiological documentation and almost one-quarter received inappropriate initial antibiotic therapy. This, along with comorbidities, was a main determinant of mortality. Overall, infected patients on admission had higher mortality both in the ICU (28.0% vs. 19.9%, p <0.001) and in the hospital (38.2% vs. 27.5%, p <0.001) and even after being discharged to the ward (14.2% vs. 9.6%, p <0.001). Also, patients not infected on admission who acquired an infection in the ICU, had an increased risk of dying in the hospital (odds ratio 1.41 [1.12-1.83]). Consequently, infection, regardless of its place of acquisition, was associated with increased mortality. Improving the process of care, especially first-line antibiotic appropriateness, and preventing ICU-acquired infections, may lead to better outcomes.


Subject(s)
Communicable Diseases/drug therapy , Communicable Diseases/mortality , Critical Care/methods , Intensive Care Units , Adult , Aged , Aged, 80 and over , Cohort Studies , Community-Acquired Infections/drug therapy , Community-Acquired Infections/mortality , Cross Infection/drug therapy , Cross Infection/mortality , Female , Humans , Male , Middle Aged , Prospective Studies , Survival Analysis , Treatment Outcome
2.
Rev. esp. enferm. dig ; 94(9): 523-527, sept. 2002.
Article in Es | IBECS | ID: ibc-19146

ABSTRACT

Antecedentes: la pancreatitis aguda (PA) es una enfermedad grave con una frustrante tasa de mortalidad, pero con una muy buena calidad de vida entre los supervivientes, según lo publicado, que justifica la aplicación optimizada de un tratamiento intensivo. Propósito: auditar la monitorización y el tratamiento de la PA grave en nuestro Servicio de Cuidados Intensivos basándonos en la clasificación de gravedad de Atlanta y subsiguientes recomendaciones. Métodos: estudio retrospectivo de todos los pacientes con PA ingresados en nuestra UCI entre el 1 de enero de 1993 y el 31 de diciembre de 1999, en un hospital universitario de nivel terciario del norte de Portugal. Resultados: nuestra muestra (n = 44) representa menos del 1 por ciento de todos los pacientes observados en nuestra UCI y de aproximadamente el 3 por ciento de todos los pacientes con PA ingresados en nuestro hospital entre 1993 y 1999. Todos los casos cumplían al menos uno de los criterios de Atlanta sobre PA grave. La estancia media fue de 11,6 días. El diagnóstico de PA se estableció en menos de 48 horas en el 86 por ciento de los casos; se determinaron la amilasemia y la lipasemia en el 84 y el 7 por ciento, respectivamente, y en el 64 por ciento de los casos se realizaron ecografías. La mediana de tiempo entre el diagnóstico y el ingreso en la UCI fue de 2 días. Los cálculos biliares fueron responsables del 38 por ciento de los casos y el etanol del 14 por ciento; el 36 por ciento se consideraron idiopáticos (en ninguno se realizó la ERCP). En cuanto a complicaciones locales, se diagnosticó necrosis en el 56 por ciento, y pseudoquistes o abscesos en el 23 por ciento. La infección se diagnosticó mediante punción guiada por eco/TC o por la presencia de gas en la TC (realizada en el 83 por ciento durante los primeros diez días de enfermedad) en el 18 por ciento de los casos. Al 68 por ciento se le prescribió nutrición parenteral (comenzando el segundo día tras el ingreso en la UCI en el 50 por ciento de los pacientes); al 51 por ciento se les aplicó nutrición entérica (mediana de día de inicio = 8,5 días). Se prescribieron antibióticos en el 91 por ciento. El 45 por ciento de los pacientes fueron sometidos a cirugía (al cabo de 6 días de mediana). No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en cuanto a complicaciones locales o sistémicas entre los distintos tratamientos. La tasa de mortalidad en nuestra UCI fue del 36 por ciento, en su mayoría durante la primera y la segunda semanas. Los pacientes ingresados en la UCI después de pasado el segundo día tras el diagnóstico parecen morir antes (p < 0,005). El resultado (la muerte) se relacionó estadísticamente con los criterios de disfunción orgánica, es decir, con los criterios de Atlanta (insuficiencia renal), la SOFA y la proporción de días con disfunción orgánica. Conclusiones: en nuestra institución (un hospital terciario), el diagnóstico de PA se hace con rapidez y las complicaciones locales y sistémicas se diagnostican y monitorizan con claridad; sin embargo, al menos el 50 por ciento de los pacientes esperaron 2 días hasta ingresar en la UCI, y estos representan a aquéllos que murieron antes (AU)


Subject(s)
Middle Aged , Adult , Aged, 80 and over , Aged , Male , Female , Humans , Critical Care , Pancreatitis , Retrospective Studies , Prognosis , Acute Disease , Pancreatitis , Severity of Illness Index
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