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1.
Rev Esp Sanid Penit ; 9(3): 75-83, 2007 Feb.
Article in Spanish | MEDLINE | ID: mdl-23128789

ABSTRACT

OBJECTIVES: To describe and quantify clinical practice consultancy in a prison health care unit so as to evaluate likely differences from a community Health Care Centre. To identify possible training needs when transferring health care staff from one system to another in the light of probable integration of Prison Health Care into the Public Health System. METHODS: A transversal descriptive study was used for three Primary Health Care teams: an urban health centre with a high work load, a rural health centre with a low work load, and the health care unit of a provincial prison (not a mega-prison). Ransom sequential sampling was used to include all the medical activity generated in the consultancy. All activity programmed by the health professional and administrative consultancy was excluded, while efforts were made to locate troubled consultations. Comparisons were made by contrasting differences in proportions. RESULTS: The Prison Health Care Unit showed higher statistically significant clinical activity in mental health, drug abuse, HIV and HCV infection management and specific Primary Health Care problems (biopsychosocial integration is a therapeutic priority). In both community Health Centres there is more statistically significant activity in Internal Medicine and Geriatrics. In the prison environment there is significantly higher troubled consultation. CONCLUSIONS: In a future context of integration of prison health care services into the Public Health Service, training in mental health care (especially addictive disorders) and in HIV-HCV infection management may be necessary for community health centre professionals wishing to transfer to prison health care units. The prison health care professional who wants to work in a public health centre may need training in Internal Medicine (especially Geriatrics). The statistically significant results for health care in prison, Primary Health Care and troubled consultation suggest that the GP plays a more active role in prison than in the community health centre. This should also be borne in mind when the intended integration of Prison Health Care into the Public Health Service takes place.

2.
Rev. esp. sanid. penit ; 9(3): 75-83, 2007. tab
Article in Spanish | IBECS | ID: ibc-74827

ABSTRACT

Objetivos: Describir y cuantificar la actividad clínica en las consultas de demanda de un Centro Penitenciario (CP) para valorar las posibles diferencias respecto a un Centro de Salud (CS). Identificar los posibles requerimientos de formación específica ante eventuales traslados de profesionales entre uno y otro medio, resultantes de una supuesta integración de la Sanidad Penitenciaria (SP) en el conjunto del Sistema Público de Salud (SPS). Método: Estudio descriptivo transversal. Se aplica en tres equipos de Atención Primaria (AP): un Centro de Salud Urbano de alta carga asistencial (CSU), un Centro de Salud Rural de baja carga asistencial (CSR) y un CP provincial -no tipo macro cárcel-. Muestreo aleatorio secuencial que incluye toda la actividad médica generada en la consulta de demanda. Se excluye toda la actividad programada por el profesional sanitario y las consultas administrativas. Se realiza un intento de reconocimiento de consultas conflictivas para el profesional. Las comparaciones se realizan mediante el test estadístico de Contraste de Diferencia de Proporciones. Resultados: En el CP se halla significación estadística (SE) de mayor actividad clínica en las áreas de salud mental, toxicomanías, manejo de infección VIH-VHC y de problemas específicos de AP (integración biopsicosocial prioritaria en su tratamiento). En ambos CS hay SE de mayor actividad en el conjunto del área de Medicina Interna (MI) y de Geriatría (G). En el medio penitenciario hay SE de mayor conflictividad en la consulta. Conclusiones: En un futuro contexto de integración de derecho de la SP, puede ser necesaria formación en salud mental, particularmente en trastornos adictivos, y en manejo de infección VIH-VHC para ejercer en un CP. Puede ser necesaria formación en el conjunto de Medicina Interna, particularmente en Geriatría, de médicos de CP para que se trasladen a CS. La significación obtenida, en la asistencia sanitaria de una prisión, de la AP y de la conflictividad, sugiere un papel más relevante del médico general en un CP que en el conjunto del SPS y puede ser un dato a tener en cuenta en la planificación de la anunciada integración de la SP en el SPS (AU)


Objectives: To describe and quantify clinical practice consultancy in a prison health care unit so as to evaluate likelydifferences from a community Health Care Centre. To identify possible training needs when transferring health carestaff from one system to another in the light of probable integration of Prison Health Care into the Public Health System. Methods: A transversal descriptive study was used for three Primary Health Care teams: an urban health centre witha high work load, a rural health centre with a low work load, and the health care unit of a provincial prison (not a mega-prison).Ransom sequential sampling was used to include all the medical activity generated in the consultancy. All activity programmedby the health professional and administrative consultancy was excluded, while efforts were made to locate troubledconsultations. Comparisons were made by contrasting differences in proportions. Results: The Prison Health Care Unit showed higher statistically significant clinical activity in mental health, drugabuse, HIV and HCV infection management and specific Primary Health Care problems (biopsychosocial integration is atherapeutic priority).In both community Health Centres there is more statistically significant activity in Internal Medicine and Geriatrics.In the prison environment there is significantly higher troubled consultation.Conclusions: In a future context of integration of prison health care services into the Public Health Service, trainingin mental health care (especially addictive disorders) and in HIV-HCV infection management may be necessary for communityhealth centre professionals wishing to transfer to prison health care units. The prison health care professional whowants to work in a public health centre may need training in Internal Medicine (especially Geriatrics). The statistically significant results for health care in prison, Primary Health Care and troubled consultation suggest that the GP plays a more active role in prison than in the community health centre. This should also be borne in mind when the intended integration of Prison Health Care into the Public Health Service takes place (AU)


Subject(s)
Humans , Prisons/organization & administration , 50230 , Hospital Statistics , Health Personnel/education , 32395 , Morbidity/trends , Mental Disorders/epidemiology , Substance-Related Disorders/epidemiology , HIV Infections/epidemiology
4.
An. sist. sanit. Navar ; 23(3): 427-431, sept. 2000. tab, graf
Article in Es | IBECS | ID: ibc-32314

ABSTRACT

Fundamento. El conocimiento de los agentes etiológicos de las infecciones del tracto urinario y del mapa de sensibilidad antimicrobiana de cada zona geográfica es una práctica recomendada para mejorar el uso de antibióticos y para facilitar la elección del tratamiento empírico. El objetivo de este trabajo es proporcionar información actualizada de la flora patógena de las infecciones urinarias extrahospitalarias y su sensibilidad a antimicrobianos en nuestra área de salud, a partir de los urocultivos realizados en el laboratorio de Microbiología del Ambulatorio General Solchaga durante los últimos cuatro años. Material y métodos. Entre 1996 y 1999 realizamos 92.816 urocultivos de pacientes extrahospitalarios. Las orinas se sembraron en placas de agar chocolate y agar MacConkey con asa calibrada. El antibiograma se realizó por el método de Kirby-Bauer. Resultados. El porcentaje de urocultivos positivos fue del 17 por ciento. Los bacilos gram-negativos representaron el 88,9 por ciento de los aislamientos, los cocos gram-positivos el 11 por ciento y las levaduras el 0,1 por ciento. Escherichia coli fue el germen aislado con más frecuencia (71 por ciento). Los estudios de sensibilidad muestran que amoxicilina-ac.clavulánico, cefalosporinas de primera generación y fosfomicina mantienen una sensibilidad superior al 80 por ciento. Conclusiones. El conocimiento actualizado de la flora patógena más común y su sensibilidad a antimicrobianos permite hacer una selección más adecuada del tratamiento antibiótico cuando no se dispone del patrón de sensibilidad del germen responsable. A la vista de los resultados podemos concluir que amoxicilina-ac.clavulánico, cefalosporinas de primera generación y fosfomicina presentan una buena actividad in vitro y se deberían considerar como tratamientos empíricos de las infecciones de tracto urinario. (AU)


Subject(s)
Humans , Urinary Tract Infections/microbiology , Urinary Tract Infections/drug therapy , Drug Resistance, Microbial , Microbial Sensitivity Tests , Spain
5.
An. sist. sanit. Navar ; 23(2): 257-263, mayo 2000. ilus, tab
Article in Es | IBECS | ID: ibc-20247

ABSTRACT

Fundamento. Se estudian seis casos de tuberculosis multirresistente diagnosticados en el Hospital de Navarra durante el año 1996.Material y métodos. Las pruebas de sensibilidad se realizaron utilizando el sistema BACTEC 460TB frente a cuatro fármacos antituberculosos mayores: isoniacida, estreptomicina, rifampicina y etambutol. En el estudio epidemiológico se utilizaron técnicas de "fingerprinting" mediante RFLP con IS 6110.Resultados.Cuatro de los pacientes estaban coinfectados con el VIH. Todos ellos tuvieron un pronóstico fatal a corto plazo. Los cuatro presentaban resistencia a todos los fármacos estudiados; en tres la resistencia fue primaria, y en el cuarto secundaria. El estudio molecular puso de manifiesto que tres pacientes VIH+ tenían patrones idénticos de polimorfismo en la longitud de los fragmentos de restricción (RFLP). Dos eran hermanos y en el tercero se demostró la contaminación nosocomial. Por otra parte, el patrón de RPLF de estos pacientes, presentaba gran similitud con el de una de las pacientes VIH-, lo que sugiere un origen clonal de las cepas, no habiéndose encontrado otra relación epidemiológica. El patrón de RPLF del otro paciente VIH+ era idéntico al de otra cepa suya, aislada 14 meses antes, siendo la primera sensible. Las otras dos pacientes eran mujeres VIH-, y evolucionaron favorablemente, En una, que era diabética, se había diagnosticado una tuberculosis multirresistente hacía 7 años, habiendo permanecido asintomática hasta la actualidad. La otra, se trataba de una resistencia secundaria por un tratamiento deficiente. Conclusiones. La aparición de tuberculosis multirresistente se plantea como un problema muy grave entre los pacientes VIH+, especialmente en un momento en que su esperanza de vida se ha visto notablemente mejorada gracias a las nuevas terapias. En los pacientes VIH-, la tuberculosis multirresistente tiene mejor pronóstico. La tipificacion mediante polimorfismo en la longitud de los fragmentos de restricción es muy útil para poder esclarecer el origen de los casos (AU)


Subject(s)
Adult , Female , Male , Humans , Tuberculosis/epidemiology , Disease Outbreaks , Tuberculosis/etiology , Tuberculosis/diagnosis , Tuberculosis/drug therapy , Drug Resistance, Multiple , Isoniazid/pharmacology , Rifampin/pharmacology , Streptomycin/pharmacology , Ethambutol/pharmacology , Sensitivity and Specificity , AIDS-Related Opportunistic Infections/epidemiology , AIDS-Related Opportunistic Infections/drug therapy , Prognosis
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