ABSTRACT
A pesar de que la utilización de la terapia electroconvulsiva ha generado tanto cuestionamiento, el concenso para su utilización se ha incrementado, hasta llegar a ser aplicable en diferentes enfermedades psiquiátricas y/o neurológicas. La bibliografía científica asegura que es un tratamiento altamente eficaz y de escaso riesgo. Coloca al psiquiátra entre sus prejuicios y conocimientos. El objetivo de este trabajo es contribuir a resolver esta tensión
Although the usage of electroconvulsive therapy has produced so much controversy, the agreement for its usage has increased up to the level of being applicable in different psychiatric and/or neurological diseases. Scientific bibliographies assure that it is a very efficient treatment with low risks. It places the professionals in a real dilema between knowledge and prejudicies. The aim of of this paper is ti help solving this situation
Subject(s)
Humans , Electroconvulsive Therapy/psychology , Electroconvulsive TherapyABSTRACT
En el ejercicio cotidiano de la medicina actual en todos los niveles de atención se aprecia un mayor número de personas con 60 y más años de edad que deben ser atendidos por diferentes dolencias. Si bien la vejez misma no es una enfermedad, lo cierto es que en ella coinciden diversas enfermedades, unas nuevas como resultado del proceso de envejecimiento, y otras que ya se presentaban en el individuo y que se convierten en crónicas con el decursar del tiempo lo que trae como resultado el uso de diferentes fármacos con acciones farmacológicas diferentes. Las enfermedades mentales no están exentas de lo referido, requieren del uso de psicofármacos con sus características muy particulares tanto en su farmacodinámica como fármacocinecia. Es por ello que el profesional médico que atiende a este grupo poblacional debe tener los conocimientos básicos necesarios sobre psicofarmacología que le permitan desarrollar una adecuada labor terapéutica integral tanto con el anciano como con su familiar. Aunque en sentido estricto no podemos afirmar que existe un psicofármaco específico para el anciano, las variaciones en la absorción, distribución, metabolismo y la eliminación en el anciano respecto al adulto joven impone la necesidad de adecuar las dosis, combinaciones de medicamentos y tiempo de uso, pues estamos ante una persona en la que, como resultado del envejecimiento, existe un menoscabo de sus funciones. Los ancianos son muy sensibles a la aparición de efectos secundarios, pues en esta etapa se carece de los mecanismos homeostáticos capaces de contrarrestar los excesos terapéuticos, como resultado se pueden producir diferentes complicaciones que pudieran ser evitadas con un uso racional. Otra cuestión importante a tener presente es que el anciano por lo general es poli sintomático, pero que no puede compensarse con una polifarmacia, pues no se puede tratar a cada síntoma con un fármaco, pues además de ineficaz es dañino. Para ejemplificar de forma general podemos señalar que los neurolépticos producen en los ancianos efectos extrapiramidales secundarios con mucha frecuencia, los tranquilizantes producen ataxia e hipotensión, los antidepresivos entre sus efectos adversos producen constipación, sequedad de la boca, tan molesta que en ocasiones determina la suspensión de tratamiento por el propio anciano(AU)
