RESUMO
Resumen Objetivo: Evaluar el cronotipo y su relación con el nivel de estrés percibido en estudiantes de medicina de una Universidad Pública de México. Material y métodos: Estudio transversal, que incluyó 332 universitarios. Se aplicaron el cuestionario de matutinidad-vespertinidad (MEQ) y la escala de estrés percibido (PSS-14). Se emplearon las pruebas no paramétricas de Kruskal-Wallis para establecer diferencias estadísticas entre cronotipos y el coeficiente de Spearman para establecer la correlación entre puntajes de escalas. Se consideró un nivel de significancia estadística de p<0.05. Resultados: Para el total de la muestra, la mediana del puntaje del MEQ fue 52. El cronotipo tuvo la siguiente distribución: 21.1% matutino; 72.3% intermedio; 6.6% vespertino. La mediana del puntaje de la PSS-14 fue 28. El puntaje del nivel de estrés percibido en mujeres fue mayor al de los hombres (29 vs 24.5; p=0.000). En cada cronotipo la mediana del puntaje de la PSS-14 fue mayor en mujeres que en hombres, aunque sólo se encontró diferencia estadísticamente significativa entre vespertinos (p=0.000). El resultado del coeficiente de correlación de Spearman mostró una relación significativa entre el cronotipo y el puntaje de estrés percibido (rho= -0.143; p=0.009). Conclusión: El cronotipo vespertino está relacionado con un mayor puntaje de estrés percibido, particularmente en mujeres quienes tuvieron la puntuación más alta en cada cronotipo.
Abstract Objective: To assess chronotype and its relationship with the perceived stress level in medical students from a public university in Mexico. Material and methods: Cross-sectional study that included 332 college students. Morningness-eveningness questionnaire (MEQ) and perceived stress scale (PSS-14) were applied. Non-parametric Kruskal-Wallis test was used to establish statistical differences between chronotypes and the Spearman correlation coefficient was used to establish a correlation between MEQ and PSS-14 scores. The p-value equal to or less than 0.05 corresponded to the statistically significant result (p<0.05). Results: For the entire sample, the median of the MEQ score was 52. The distribution of chronotypes was as follows: 21.1% morning chronotype; 72.3% intermediate chronotype; 6.6% evening chronotype. The PSS-14 median score was 28. PSS-14 score in women was higher than in men (29 vs 24.5; p= 0.000). The median of the PSS-14 score in each chronotype group was higher in women than in men; nevertheless, a statistically significant difference between them was only found in evening chronotype (p= 0.000). The result of Spearman's correlation coefficient showed significant relationship between chronotype and perceived stress score (rho= -0.143; p=0.009). Conclusion: Evening chronotype is associated with a higher PSS-14 score, particularly in women, who had the highest score in each chronotype.
RESUMO
La búsqueda de alimento y su consumo son conductas dirigidas a satisfacer la obtención de los sustratos energéticos necesarios para sostener las diferentes funciones orgánicas que un individuo requiere para garantizar su supervivencia. La conducta alimentaria cuenta con dos sistemas reguladores, uno homeostático ubicado en hipotálamo y otro de tipo hedónico, representado por el sistema de recompensa cerebral. Dichos sistemas están modulados por señales estimuladoras (orexigénicas) e inhibidoras (anorexigénicas) del apetito. En condiciones de estrés crónico, la actividad del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, que regula la concentración de cortisol plasmático, dará lugar al establecimiento de diferentes mecanismos que promuevan la ingesta de alimento de elevada densidad energética, los cuales son considerados como poderosos disruptores de los procesos de regulación del apetito, condición potencialmente capaz de favorecer el desarrollo de una conducta compulsiva en la búsqueda de alimento, una disrupción en el balance energético y obesidad. El consumo repetido de alimentos apetitosos representa para los individuos vulnerados una oportunidad de automedicación dirigida al alivio del estrés, brindando una condición u oportunidad de confort. Los datos epidemiológicos sustentan la idea de un fuerte vínculo entre glucocorticoides y síndrome metabólico. La relación entre estrés crónico, cortisol e ingesta elevada de alimento tienen a la adiposidad visceral y a la resistencia a la insulina como factores predisponentes de una disrupción metabólica con consecuencias importantes al estado de salud de los seres humanos. El presente artículo tiene como objetivo valorar las implicaciones del estrés y cortisol sobre la ingesta de alimento.
Behaviors such as the search and consumption of food are aimed to obtain the energy substrates needed to sustain diverse organic functions required to guarantee the survival of an individual. The alimentary behavior has two regulatory systems: the homeostatic system, located in the hypothalamus and the hedonic system, represented by the cerebral reward system. These systems are modulated by both stimulatory (orexigenic) and inhibitory (anorexigenic) signals of appetite. Under chronic stress conditions, the activity of the hypothalamic-pituitary-adrenal axis, which regulates the plasma cortisol concentration, will lead to the establishment of different mechanisms that promote the ingestion of food with high energy density, which are considered as powerful disruptors of appetite regulation processes, a condition potentially capable of promoting the development of compulsive food search behavior, a disruption in the energy balance and obesity. Repeated consumption of appetizing foods represents an opportunity for self-medication aimed at stress relief, providing a condition or opportunity for comfort. Epidemiological data suggests a strong link between glucocorticoids and metabolic syndrome. The relationship between chronic stress, cortisol and high food intake has visceral adiposity and insulin resistance as predisposing factors of metabolic disruption with important consequences to the health status of humans. The purpose of this article is to evaluate the implications of stress and cortisol on food intake.