RESUMO
El estudio necrópsico es utilizado cada vez con menos frecuencia en pediatría, pese a aportar una valiosa y a veces insospechada información. Lo anterior tendría su explicación en la mayor disponibilidad actual de medios diagnósticos no invasivos y fundamentalmente en la dificultad de obtener el consentimiento de los padres -y en ocaciones de familiares cercanos- para realizarlo. sin embargo, el clarificar el o los diagnósticos de fallecimiento es de gran importancia tanto para el equipo médico como para la familia del paciente. Se revisó retrospectivamente la mortalidad ocurrida durante un período de cuatro años, clasificando la patología de acuerdo a grandes grupos diagnósticos y los hallazgos de la necropsia de acuerdo a los criterios de Godman. Fallecieron 87 pacientes. Se efectuó autopsia en 61 pacientes, siendo 47 practicadas en el Hospital Dr. Sótero del Río y en el Instituto Médico Legal. En 26 pacientes (36 por ciento) no se obtuvo el consentimiento de los padres. No hubo correlación entre los hallazgos anatomopatológicos y las variables diagnóstico primario, edad, estadía en UCIP y PRISM (Pediatric Risk of Mortality). Indicador de gravedad de uso más difundido en pediatras. En el 26 por ciento de las autopsias se encontró algún tipo de error mayor, siendo el 11 por ciento catalogado como Goldman I (diagnóstico revelado por la autopsia y que podría haber modificado la terapia y la sobrevida), y 15 por ciento como error Goldman II. Así, la autopsia debe seguir siendo considerada como parte integral en la evaluación médica del paciente pediátrico