RESUMO
INTRODUCCIÓN: En lo que a traumatismos se refiere, el ojo es el tercer órgano más afectado después de manos y pies [1]. El trauma ocular constituye una de las principales causas de pérdida de la visión unilateral y determina consecuencias graves en el ámbito psico-social del individuo; siendo la causa más común de ceguera unilateral en la edad pediátrica, principalmente en países en vías de desarrollo [2]. La epidemiología de las lesiones oculares depende de varios factores; como el estilo de vida, el estado socioeconómico y las actividades deportivas y recreativas [2]. Según la Organización Mun-dial de la Salud (OMS), la incidencia anual mundial de traumatismo ocular es de alrededor de 55 millones [1]. Alrededor del 38-52% de todos los casos de urgencias oftálmicas son traumas ocu-lares y el 0.9-1.8% de ellos deben ser ingresados debido a un traumatismo grave [2]. Las lesiones varían desde una pequeña abrasión epitelial de la córnea hasta penetración y ruptura del globo [3]. El desgarro de la córnea, el desgarro de la esclerótica y el daño de la lente son las morbilidades observadas con mayor frecuencia del traumatismo ocular, seguidas de laceración del párpado, prolapso uveal, anomalías de la cámara anterior, desprendimiento de retina y avulsión del nervio óptico [1]. Las lesiones oculares, incluso las de menor importancia, pueden generar importantes cargas económicas por la necesidad de cuidados especiales, la costosa hospitalización, tratamiento y rehabilitación visual [2]. Este artículo presenta un caso clínico de trauma ocular, con pronóstico desfavorable según OTS. Epidemiológicamente entre el 30-40% de las cegueras monoculares son producidas por traumas oculares [2]. Al existir un trauma ocular con herida penetrante, se debe intervenir de forma oportuna en las primeras 24 horas para prevenir complicaciones y mejorar el pronóstico [4].(au)
BACKGROUND: The eye is the third most common organ affected by trauma after hands and feet [1]. Eye trauma is one of the main causes of unilateral vision loss and imposes major social and psychological impact on patients; in fact it is the most common cause of unilateral blindness in pediatric age groups, especially in developing countries [2]. The epidemiology of eye injuries depends on several factors, such as lifestyle, socioeconomic sta-tus, and sports and recreational activities.[2] According to the World Health Organization (WHO), the global annual incidence of eye trauma is around 55 million [1]. About 38-52% of all cases in ophthal-mic emergency rooms are ocular traumas and 0.9-1.8% of them needs to be admitted due to severe trauma [2]. Corneal tear, scleral tear and lens damage are the most frequently observed morbidities of ocular trauma, followed by lid laceration, uveal prolapse, anterior chamber abnormality, retinal detachment and optic nerve avulsion. [1]. Eye injuries, even the minor ones, can result in significant economic burdens due to special care and family costs, the expensive hospital admission, treatment and visual rehabilitation. [2] We present a case report of ocular trauma, with poor prognosis according to OTS. Epidemiologically between 30-40% cases of monocular blindness are caused by eye trauma [2]. In cases of ocular trauma with penetrating injuries, patients should be treated in the first 24 hours to prevent complications and improve the prognosis [4].(au)
Assuntos
Humanos , Masculino , Pré-Escolar , Ferimentos Oculares Penetrantes/cirurgia , Lesões da Córnea/terapia , Cegueira/complicaçõesRESUMO
Se realiza el estudio de 82 pacientes (82 ojos) con cuerpo extraño intraocular (CEIO), a los que se les realizó el examen oftalmológico (según el estado del globo ocular), así como otros exámenes complementarios que permitieron tomar una acción medicoquirúrgica adecuada. El seguimiento clínico se efectuó hasta el año de la cirugía. La mayoría de los CEIO afectaron ambos segmentos del globo ocular, la mayor parte se localizan en el segmento posterior (90,2 %). Se apreció una relación directa entre la presencia de infecciones y el empeoramiento de la agudeza visual (AV) al año de la cirugía, lo cual no se comportó así con el tiempo de permanencia del CEIO. De los 51 pacientes con mala AV en el preoperatorio, el 39,2 % mejoró su visión al término del estudio, el resto de los casos (77,5 %) quedó en igual estado funcional.
82 patients (82 eyes) with intraocular foreigh body (IOFB) that underwent opthalmological examination (according to the state of the eyeball) and other complementary test that allowed to apply an adequate medical and surgical procedure were studied. These patients were folowed up for a year. Most of the IOFB affected both segments of the eyeball and located in the posterior segmen (90,2 %). It was oberved a direct relationship between the presence of infections and the worsening of visual acuity (VA) after a year. It was not the same with time of permanence of the IOFB. Of the 51 patients with poor VA in the postoperative, 39,2 % improved their vision at the end of the study. The rest of the cases (77,5 %) maintained the same functional state.