La involución cerebral como problema clave de la medicina interna: consideraciones sobre las demencias / The cerebral involution as key problem of the internal medicine: considerations on the dementias

ABSTRACT

El envejecimiento es una problemática que incumbe básicamente a la medicina interna. Debe ser afrontada agregando a los recursos clínicos convencionales, las nuevas perspectivas que nos ofrece el avance de las ciencias biológicas. Juega un rol fundamental la medicina molecular, a través del desarrollo de la genética, la neuroendocrinología y la psiquiatría biológica. La manipulación genética inducida por la biotecnología del ADN recombinante, se apoya, en los últimos años, en poderosos instrumentos como las enzimas de restricción, las sondas moleculares radiactivas y la reacción en cadena de la polimerasa [PCR], que permiten describir el material genético, proporcionan evidencias crecientes del nexo entre alteración del proceso genético y envejecimiento. Las mutaciones sucesivas en el ADN, en el nuclear en menos medida y en el mitocondrial de forma más notoria, generarían efectos en la fosforilación oxidativa, y por ende, disminuirían las fuentes de energía en casi todos los órganos. Al mismo tiempo, los trastornos en la expresión de genes que codifican para determinadas moléculas contribuirían al detrimento de la respuesta fisiológica de la senescencia. Permite también que se hayan individualizado algunos marcadores relacionables con la demencia en la enfermedad de Alzheimer. La degeneración neuronal, en este caso, se la vincula con una acentuada pérdida en el repertorio de procesos reparadores del ADN, y será relacionado con alteraciones en secuencias de nucleótidos que favorecerían el depósito aberrante de fracciones proteícas. Las conexiones estructurales y funcionales ente el Sistema Nervioso Central y el Sistema Endócrino, desarrollan complejísimas interacciones que conducen a modelos de interpretación que, inevitablemente deberán ser integrativos cuando se trata de descifrar hechos clínicos. Paradigmáticamente, el modelo de stress, cuyo correcto funcionamiento es imprescindible para mantener la homeostasis, es el resultado de una respuesta efectuada desde múltiples tejidos, y ajustada por una extensa red de secreciones coordinadas. La senectud conspiraría contra esta coordinación a través de modificaciones en los sistemas de neurotrasmisores y en los circuitos de retroalimentación... (TRUNCADO)(AU)